Perro que ladra no muerde, algunos tal vez como el burro que tocó la flauta.
a veces pienso en los libranos, así como pensar en lo que impele
entre este mundo y un posible otro, a veces pienso en el peso y en el kilo, y en el dólar
y el dolor de no estar dentro, de no estar tampoco afuera. Inexistencia un sueño forjado
por un sueño de otro sueño de esos que se fabrican cuando la mente está cansada.

Entonces llegan los pintores con sus brochas gordas, otros con grafiteador en mano
gritando al unísono, “ hey aquí estamos” y no son el margen ni son las líneas para escribir
son solamente cristianos, ecos estridentes de paisajes muy bien pintados.