El mejor escritor es odioso, es irreverente y grosero, y nadie lo quiere desde luego. La envidia que produce se convierte en conjura. El mejor escritor no busca simpatizar. Sabe que es el mejor y eso le basta, y puede insultar al resto de los escritores, puede escarnecerlos, puede humillarlos con su mordacidad. Yo he recibido críticas destructoras del mejor escritor. Yo no sabía que él era el mejor escritor cuando dijo de mi texto que era un mugrero. Y entonces quise ir a ver quién osaba en burlarse de mí, y era el mejor escritor, un escritor sucio y grosero, pero gracioso e ingenioso, un escritor original que te mantenía picado durante todo su relato. Tuve que ponerme a reflexionar al respecto. Tuve que admitir que soy uno más, que no soy especial. Y aunque sigo creyendo que el destino es el que pone a las personas en las cumbres o en los abismos, eso no me convierte en el mejor escritor, porque realmente no importa lo que dices sino cómo lo dices. De hecho, el buen escritor elige los temas más vulgares para desplegar su arte, porque lo del destino eso ya todos lo saben.