22 de Marzo – 11:42 pm
Hace un momento deje de escribir… los recuerdos fueron demasiado dolorosos como para permitirme continuar. Pero luego de meditar un rato a solas, recobre la fuerza para terminar lo que había empezado…
- “Carlos ¿estás bien?” continuaba preguntando mi abogado, pero la nostalgia me envolvía y no era capaz de pronunciar un sonido entendible… entonces reaccione al escuchar un portazo que movió las miradas de todos hasta su origen.
- Lo siento mucho señores, me disculpa señor juez…
- ¡Cómo se atreve a entrar así! Dice la señorita fiscal a la mujer que acababa de entrar.
- lo siento mucho, traiga una autorización de la fiscalía, si gusta puede observarla señor juez…
- mmm… veo que todo está en orden… y dígame señorita… Méndez… Katherine Méndez ¿cuál es su motivo para estar aquí?
- Bien, deseo continuar con el testimonio que mi amigo no pudo terminar… para ambos… para todos los que sobrevivimos es muy doloroso, pero es necesario aclarar todo lo ocurrido, para que así los malhechores que cometieron tal atrocidad, paguen por sus errores…
- Pero señorita, ya se le había hecho un llamado para que diera su testimonio y no había aceptado. ¿Por qué ahora llega tan decidida a contarnos lo ocurrido? Le pregunto la fiscal.
- Eso fue antes de saber que Carlos aceptaría contar la historia, pues ambos compartimos un lazo muy especial desde aquel día y se lo doloroso que es para él darles su testimonio… ya hizo la labor de llegar a la mitad… ahora, si me lo permiten… deseo continuar narrando lo ocurrido…
Katherine miraba fijamente, parecía muy decidida, por mi parte me sentí aliviado porque no tendría que continuar hablando, pero a la vez angustiado por lo doloroso que podría ser para ella contar la peor parte…
- Bien señorita, por favor tome asiento de aquel lado y continúe…
- Si señor… Carlos contaba el instante en el que abandonamos el autobús… pues bien, en el momento en que los rebeldes comenzaron a dispararle a los que intentaban escapar, los once que estábamos escondidos nos abrimos paso entre los árboles para huir lo más lejos posible, gracias a los ruidos de las balas y los gritos tanto de nuestros compañeros como de los detestables sujetos que nos atacaron pudimos alejarnos del peligro. Llegamos hasta la orilla de un río y nos echamos a un lado exhaustos e incluso llorando por la pérdida de nuestros acompañantes, ya que no podíamos hacer nada para ayudarles… fue realmente desesperante esa sensación de impotencia…
Katherine estaba en lo cierto, recuerdo que luego de que nos desmoronáramos a la orilla de aquel río, nos tomamos un corto tiempo para respirar y calmarnos, en ese momento Manuel se le acercó a ella y a su amiga para preguntarles como estaban, ¡bien gracias a ti! Le contestó Katherine, ¡Fuiste muy valiente! ¡Gracias! Agregó Paula, entonces Manuel clavo su mirada profundamente en Katherine y ella se puso un poco nerviosa; yo estaba divisando todo en primera fila a unos pocos metros de donde estaban ellos… ¿Sucede algo malo? Le pregunto Katherine a mi amigo – Nada en especial. Le contestó él, pero continuo mirándola y luego de un suspiro dijo – me gustas… entonces las dos chicas se quedaron mirándolo anonadadas – Katherine, me gustas. Repitió con más confianza – Realmente estamos en una situación muy complicada y no espero que me digas nada sobre esto, no es el momento… dijo Manuel a lo cual agregó – es sólo que no quería que sucediera algo que no permitiera que lo supieras, así puedo continuar tranquilo… Y eso era muy cierto, después de aquello él se sintió liberado y con fuerza para continuar y escapar vivo de esas personas.
Katherine no pudo contestarle nada y cuando Paula intentó pronunciar una palabra el simplemente se giro y se dirigió hasta mi lado – disculpen… les dijo a las dos amigas y camino hasta mi lado ¿Estás bien? Me preguntó. No conteste de inmediato debido a que me concentre en observarle el rostro, intentando adivinar cómo se encontraba después de aquella tan peculiar declaración de amor, pero no percibí tristeza en su mirada, entonces no pude evitar dejar escapar una sonrisa y me dijo - ¿Qué pasa? – Nada. Le contesté ¿Pero estás bien? No me contestaste eso… - Oh si, por supuesto, estoy bien. Gracias.
- Luego de descansar un poco los rebeldes llegaron de nuevo. Continúo contando Katherine. Pudimos escucharlos gritar así que corrimos juntos, pero alcanzaron a vernos y abrieron fuego… entonces… una de las balas alcanzó a Fabio quien se estaba quedando atrás por su herida… (Katherine asiente) él cayo y no era capaz de levantarse, Camila intentaba ayudarlo y entonces Manuel regresó hasta él, pero gritó ¡Llévatela! ¡Corran! Los asesinos ya estaban muy cerca y le grite a Manuel que debíamos continuar, por lo que… tuvo que tomar una difícil decisión… Manuel… Manuel tuvo que abandonar a Fabio y forzar a Camila a correr… (La tristeza podía notarse en el tono de voz de Katherine) Los… los rebeldes se acercaron… y le dispararon a Fabio acabando con su vida… Camila no pudo soportarlo… entonces se le escapó a Manuel… y… y luego regresó… corriendo y gritando histérica ¡Fabio! Manuel le rogó que volviera pero… las balas la alcanzaron y se desmorono antes de llegar al cuerpo… fue tan… duro… además porque… tuvimos que continuar huyendo… de nuevo… sin poder hacer nada…
- Los cuerpos de ambos jóvenes fueron encontrados juntos y las investigaciones señalan que Camila no murió al momento de impactarle las balas, al parecer continuo arrastrándose hasta llegar donde Fabio y falleció. Agregó de nuevo la señorita Fiscal.
- Continuamos corriendo y los rebeldes cada vez se acercaban mas y mas… las balas pasaban frente a nosotros y no sabíamos que hacer, hasta que llegamos al borde del camino, que se elevaba un poco mas de 8 metros hasta acabar en un río… Alejandro fue el primero en llegar de la mano con Karen a quien prácticamente había arrastrado hasta allí, paro y espero a los demás gritando ¡no hay salida! A los pocos segundos llegaron David y la profesora Martha, quienes también se detuvieron, luego llego Jorge y después Paula y yo… al final llegaron Carlos y Manuel preguntando porque nos deteníamos… cuando vio el río no lo pensó dos veces ¡hay que saltar! Dijo… ¡Estás loco! ¡La corriente está muy fuerte! Le grito Jorge. ¡No importa, es nuestra única salida… Aquí vienen! (“Vamos a morir” fue lo que pensé en ese momento) ¡No hay tiempo, vamos! Manuel tomo del brazo a Carlos y sin balbucear se lanzó…
Manuel siempre era el mejor en deportes, incluyendo la natación el cual era uno de sus favoritos, le encantaba clavar y tirarse desde lo más arriba posible… por eso se decidió tan fácilmente y salto…
- Seguido a Manuel nos lanzamos los demás… la corriente era tan fuerte que cuando los rebeldes llegaron al borde del camino no podrían alcanzarnos… aunque no se habían acabado nuestros problemas… el río estaba realmente violento y apenas podíamos mantenernos en la superficie… nos fuimos tomando de las manos mientras la corriente nos arrastraba ferozmente, hasta que nos dimos cuenta que faltaba Karen, entonces Manuel se sumergió y la ayudo a salir a flote… logramos aguantar hasta que, en un lugar del río en el que la corriente disminuyo su fuerza logramos salir todos…
Mientras estuvimos en el agua Manuel me cuido todo el tiempo, además ayudo a los demás, le debemos la vida… fue gracias a sus rápidas acciones que logramos salvarnos…
- De nuevo nos tiramos a la orilla del río entristecidos por nuestra suerte… recuperamos un poco el aliento, aunque Karen realmente estaba muy mal, no sabíamos qué pasaría con su bebe, ni siquiera sabíamos que pasaría con nosotros… no fue mucho lo que pudimos descansar porque los rebeldes continuaban siguiéndonos, cuando los divisamos nos pusimos muy nerviosos y corrimos a escondernos… en aquel momento no supe donde quedaron los otros… Paula me tomo del brazo y junto a Jorge nos metimos entre unos arbustos… entonces… llegaron los rebeldes y comenzaron a buscarnos entre la maleza y los arboles… yo… estaba muy asustada… (a Katherine de nuevo le empieza a temblar la voz) no sabía realmente si saldríamos vivos de eso… uno de esos hombres empezó a acercarse a nuestro escondite… (La voz de Katherine cada vez se atiplaba mas) y cuando estuvo muy cerca… a punto de descubrirnos… David… David dio un brinco de su escondite y empezó a correr… el… el corría y corría, entonces empezaron a dispararle, Manuel salió de su escondite y golpeo fuertemente con una rama al hombre que teníamos cerca y lo dejo inconsciente… ¡David! Gritaba… pero sólo pudimos escucharlo decir ¡sálvense! Luego lo vimos caer alcanzado por las balas… entonces salimos todos salimos de los escondites y comenzamos de nuevo a huir… sólo corríamos… sin mirar atrás… sólo… corríamos aterrorizados… no podíamos hacer nada más…
Mientras estuvimos escondidos, Manuel me dijo lo siguiente…
- ¡Maldita sea! No podremos perderlos…
- Aquí vienen. Dije yo.
- No importa lo que pase, Carlos, tú debes vivir…
- ¿De qué estás hablando? Ambos debemos regresar juntos a casa…
- Prometí que ibas a estar bien… no voy a dejar que nada te pase.
- No digas tonterías… ¡Aquí viene uno!
- Está muy cerca de donde están Karen y Alejandro… espero que no los vea…
- Se está alejando pero viene en esta dirección…
- No te preocupes, sólo no hagas ruido.
- Siguió de largo…
- Espera… va hacia donde están Paula y Katherine.
- Hicieron un poco de ruido, tal vez las escucho…
- ¡Voy a salir!
- No lo hagas… Manuel.
- Escucha, no importa lo que pase, debes seguir… debes salir de aquí…
- No, espera Manuel por favor… eres mi mejor amigo… no puedo dejar que vayas, ¡te mataran!
- Lo siento Carlos, pero debo hacerlo… así podrán escapar… en el momento en el que me sigan… deben correr… por favor amigo, no dejes que Katherine muera…
En ese momento Manuel estaba decidido a salir, pero David, quien estaba escondido junto a la profesora, se le adelanto y dio su vida para asegurar nuestra huida… al ver esto Manuel tomo una rama y golpeo al hombre que estaba cerca y huimos de nuevo… dejando atrás… a nuestro amigo…
La sala estaba en silencio, Katherine había dejado de hablar, ¿Qué sucede señorita Méndez? Le preguntó el señor juez… na… nada… respondió ella, pero sé que al igual que yo, había posado su mirada por un instante en el señor Gutiérrez, el coordinador de la universidad y padre de David, quien agobiado por los acontecimientos narrados permanecía inmóvil… casi como un zombi… sólo miraba… desde allí… impotente… pusilánime…
Fue entonces cuando Katherine no pudo contenerse más y… comenzó a llorar… sin retenerse… adolorida… aunque realmente… a mi también se me escaparon unas lágrimas…
“Es tan difícil recordar lo ocurrido aquel día”
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