Una madre, tan humilde y sencilla,
Es aquella que no siembra odio
En su corazón,
Tan pura y honesta,
Simpática, reflexiva,
Lo más bello de mi vida
Es tener una madre,
Una mujer hecha criatura de Dios,
La belleza de su amor
Que hace de sus hijos la ternura.
Una madre, tan humilde y sencilla,
Ella y solo ella,
Parece una rosa en mis manos
Que no se marchita,
Que no se desojan sus hojas,
Sino es siempre el cariño
De lo más profundo de mí ser.
Una madre, tan humilde y sencilla,
Es aquella que no se deja llevar
De los malos recuerdos, de aquellos recuerdos que amargan la vida
Que te apartan
De la paciencia y te causan dolores
En lo interior de tu cuerpo.
Una madre, tan humilde y sencilla,
Elegancia de las aromas
Color rosa
Que se esparce
Y llega hasta lo más allá
De mi alma.
¡Oh Madre!, te quiero
Como el querer de mi mismo,
Te anhelo, te adoro,
Aprecio tu hermosura.
Gracias por darme ese aliento de vida,
Ese soplo de tu sencillez.
Una madre lo es todo para mí,
Gracias porque me acompañas
Hasta el suspiro de la vida.
Eres el ser humano más querido
En la tierra,
Esa es mi mama.
Autor: José Adrian Concepción R.
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