Si solo son sin mirar,
observar es tarea de sabios.
Si armónicos disuenan en tu oído,
escuchar no bastaría para ser diapasón.
Nada nos cabe en este amor de tontos.
Apasionarse, soñar, y ejecutar las mismas órdenes.
Bastaba con apretar suavemente el trigger del gatillo.
Con eso éramos salvos.
Sin embargo mi secta no era tan sectaria,
Mis radicalismos se iban debilitando,
Ya no había por qué luchar…menos aun por quién.
Ahora que se desploman los vestigios del siglo XX,
y todos aquellos cuerdos ya están más que locos.
Pero, tú, ¿recuerdas?
Con la minoría de edad, ni besos, ni sexo.
Era pura militancia cómplice con olor a tabaco Monte Paz.
¡La lluvia sí que mojaba!
Ahorremos mucha agua,
El calor del desierto seca los labios y las heridas.
Perdónenme compañeros,
no hay santuarios que limpien tanta sangre.
No existe pastilla que permita tanto olvido.
Micronarcosis inútil de hospitales llenos de locura,
de enfermos cansados de pensar,
de pensadores cansados de enfermar.
Suelto el perro ya sin rabia. Sin ladrido mordedor.
¡Perdónenme!
El ahogo se desvanece.
Ya con casi cuarentas,
Es demasiado tiempo de regalo para liberar tanta nota alta.
Aun así, el clarinete suena tan dulce y suave,
tanto como aquél día que nos dimos ese fuerte abrazo.
Solo no se comparte lo que no se tiene…
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