Solo hace falta una vida
para que su nombre retumbe en todos los rincones
solo una simple existencia
sin mas penas ni mas glorias
que las de un hombre cualquiera
para que la muerte parezca una mentira
vapuleando desde el rincon de un cuarto
-que aun no conozco-
solo una mirada, un peldaño,
un portal enmohecido
de un abril lejano e infantil
para partir y partirse desde dentro
un nimio paseo entre dos llantos
un fulgor apenas reconocible a la distancia
entre dos risas, entre dos abrazos
-que sin saberlo-
son de pronto un trazo para hallarle
-la pena y la gloria son entonces
las más grandes-
solo hace falta una vida,
¡que nadie se de por inocente!
cuando me vean saltar
-saliendo a encontrarle-
desde el siguiente punto
que, esta vez,
no será el final.
J. U.
Texto agregado el 28-06-2011, y leído por 211
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