En este mundo en el que hacer las cosas bien es hacer las cosas mal, donde te das cuenta que has dicho la verdad cuando todos te desprecian y de ti se burlan, es donde estamos condenados a vivir, condenados a engañarnos. Teorías del universo infinito, de la velocidad de los astros. Nosotros estamos aquí tranquilos, estáticos, mientras la tierra cae en un grito hacia ese suelo en el que somos hormigas en la tierra. Una hormiga nunca dará la vuelta al mundo, sin embargo hay hormigas por todo el mundo. Cualquier cosa está bien, cualquier cosa está mal. Ha habido defensores del dolor, apologistas de la tristeza, adoradores de la muerte, y todo lo contrario, y no he logrado convencerme con sus argumentos, ni con los argumentos de los amantes de la vida. Lo que sea, lo que sea está bien. Hay que resignarse en todo momento. Las cosas no son como uno quiere, no tenemos por qué engañarnos. Yo tengo mi vida de ocio, mi vida de vergüenza, mis largas horas de contemplación, atardeceres, árboles, nubes, lunas y estrellas, y de ahí sólo he sacado tristeza y desesperación. Las nubes marchan en el atardecer como en cortejo fúnebre. Quieren decir algo, creo, es que el tiempo pasa lento pero implacable. Y todos nos estamos degradando, en la calle, en el frío o en el calor, en la comodidad o en la miseria. Sin duda alguna, la gente más odiosa es feliz. Meterse con una mujer es meterse con un hombre. Pagamos por cada segundo de placer, y pagamos con intereses. No puedo estar seguro de lo que digo. Acaso es mejor pasarse la vida sufriendo. No lo sé. El caso es que todos acabamos igual. Los buenos recuerdos y lo que pudimos hacer pero no hicimos, regresan tarde o temprano para atormentarnos. Son cosas que no vuelven, cuando estás postrado en una cama maloliente esperando la muerte, recuerdas aquella vez en que perdiste la virginidad, aquella vez en que fumaste crack, aquellas tardes soleadas en que caminaste y danzaste de alegría, cantaste a la vida, lleno de vigor y euforia, dueño del mundo, y te preguntas si eres el mismo. La existencia es lo único que existe. Siempre existimos. |