Tijuana BC. Jun. 2011. Muchas gracias.

Gracias, muchas gracias, por el saludo, por haberse movido hacia mi en forma de comentarios, por haber sido mis líneas, filosofía escrita, motivo de pensamiento en la vida de ustedes.
¿Hasta dónde nos lleva la amistad?, Un movimiento nos enlaza.
En nuestra búsqueda encontramos lo que jamás imaginamos.
No sólo un camino de la vida interior, sino también, rostros y corazones humanos que van a ser parte de nuestra vida, de nuestra historia.
Hoy reflexionaba en las valiosas personas, que sin ser parte del movimiento LGBTI, son partidarias de nuestra causa, y ese no significa que sean de closet o cambien de orientación, sino que demuestran su apertura de criterio, y eso, no les hace ser parte de la comunidad, si seres humanos de gran valor.
Paola, mi nuera dixit.
Con ustedes, me ha tocado conocer la belleza de lo sencillo, lo admirable de la pequeñez, la fuerza de la debilidad, el silencio que habla.
Me atrae tanto estar aquí, que vuelvo con corazón de becaria.
Mi vida es caminar.
Las metas no son el final, son un descanso necesario por el inmenso camino, por la voracidad de mi espíritu, por mi pequeñez cada día más experimentada, por mis herman@s que caminan detrás, por mis herman@s que caminan delante, por mi esperanza siempre en Dios.
Tengo este medio para acercarme a ustedes y lo aprovecho.
Se me ocurre romper distancias.
Me agrada el riesgo de salir de mi misma y encontrarme con otr@s.
Y aunque tenemos momentos de muerte, la vida gana, sus momentos son más penetrantes que todos los negros momentos por los que pasamos y tendremos que pasar.
La vida es maravillosa y hemos hecho lo que pudimos hacer.
No hay reproche ni interno ni externo.
Estoy contenta con la naturaleza, con Dios y conmigo misma.
Humana como soy, algo me ha salido mal; no como hubiese querido: es normal que no haya exactitud en el camino.
Nada es exacto: todo es vida, todo es movimiento, todo es sorpresa.

La vida no sirve para nada si no se convierte en escuela de amor, espacio, tiempo y lugar donde aprender.
Aunque muchas veces entre lágrimas, Dios viene en ayuda de nuestra fragilidad y transfigura nuestras luchas.
No solo creo en la vida, sino que la saboreo, me gusta.
Y con alegría, lo que veía difícil, lo veo posible.
El trago amargo que no podía tragar, ya ha pasado.
Continuo, sigo adelante pues falta mucho por andar.
Saludos y un fuerte abrazo, de corazón.

Desde BC, mi rincón existencial, donde sólo puedo decir; Gracias, gracias por que tenemos la oportunidad de conocernos, gracias.
Andrea Guadalupe.