La sangre en soledad anochecida,
manchó mis medias de un idioma olvidado,
invadida por un muro de ausencias,
voy escribiendo con mi pluma de antaño;
de tinta, me sirvieron estas venas,
no hubo grito ni llanto,
sólo la integridad, que siempre amparo
Testigos son los libros vestidos con el polvo
y los muebles antiguos de mi cuarto.
Cerraré las compuertas de esta historia
y con un buen tequila me tragaré el candado.
Texto agregado el 23-06-2011, y leído por 256
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