Con el correr del tiempo se tornan perezosos los recuerdos, llenándonos de olvidos a lo que mas queremos. Y uno se olvida de la nada, cuando el todo no fue nuestro por unas cortas distancias que mirábamos desde lejos. Y despertamos a los sueños para que duerman entre los muertos por si nuestra escasa vida hace que vibren los huesos. Y cerramos aquellos ojos preñados de deseos en la esperanza del trigo limpio que germinan y reverdecen los campos yermos. Y hasta pisamos los últimos versos que dieron sustento a nuestra alma en tantos días llenos de sentimientos a los cuatro vientos. Pero de seguro, así que pasen los años, no olvidare jamás, tu dedo en mi espalda dibujándome el mejor de tus besos. Jamás… A Nuria Joan © Bosch 19/06/11
Texto agregado el 19-06-2011, y leído por 85 visitantes. (4 votos)