Inicio / Cuenteros Locales / La_Columna / La magia de las palabras (de la columna sabatina por Moebiux)
Leyendo una novela de Matilde Asensi (“El origen perdido”) descubro la existencia del aymara, una lengua andina que actualmente tiene varios millones de hablantes y que, según la autora, está revestida de una leyenda: la de ser una lengua perfecta, una lengua natural, origen de todas las demás lenguas y que, además, tiene el poder de influir en las personas mediante sus sonidos, curándonos de enfermedades o bien provocándolas.
Una sencilla búsqueda por internet en el sacrosanto Google te da acceso a un buen puñado de webs donde puedes tener acceso a esa lengua, incluso a su sistema fonético, con archivos de sonidos que te permite escuchar el aymara. Como podréis imaginar, el problema del aymara está mucho más relacionado con una cruda realidad: la persecución, el olvido y la consecuente ignorancia de las culturas indígenas americanas y, lo que es peor, la marginación económica y social de millones de personas en todo ese continente.
Recuerdo una conversación con una profesora mexicana que estaba realizando el doctorado en Barcelona. Ella (Moramay, se llama) era profesora en Chiapas, dando clase a la población indígena. Me sorprendió saber que, entre sus obligaciones de maestra, estaba la de conseguir que esos chavales indígenas no sintieran vergüenza de su cultura, puesto que durante mucho tiempo se han creído –y se creen- inferiores. Los hombres blancos impusieron su cultura como superior. Posteriormente fueron los mestizos. Así que, en el último eslabón de la cadena, quedan los indígenas, reducidos a ser eternamente pobres, a ser analfabetos a pesar de la riqueza e historia de su cultura, y a verse relegados a las condiciones de vida más duras (no me extraña que en las selvas amazónicas existan tribus que rechacen el contacto con el hombre blanco y con la civilización actual, yo también preferiría prescindir de las “comodidades” de nuestro siglo a cambio de sentirme libre y miembro de una comunidad soberana).
Así que lo de dar propiedades mágicas a la lengua aymara, francamente, me sobra. Siempre insisto –y que me perdonen los impacientes- en que los que nos debe importar son las personas y el fruto de ellas, sin que sea necesario de revestirlas de misterios ni de halos mágicos. Seguramente la lengua aymara tiene una belleza propia que ya de por sí merecería ser protegida. Pero su mayor mérito no creo que resida en supuestas capacidades curativas, sino en que es el patrimonio de millones de personas, tanto en la actualidad como en la historia, y que si no ha transcendido más de ella ha sido única y exclusivamente por motivos políticos y económicos que todavía hoy en día persisten.
De todas formas, lo de dar propiedades mágicas a los idiomas no es novedad. Un breve repaso mental nos trae a colación varios ejemplos básicos: el hebreo y su cábala; el árabe, que todo buen musulmán ha de conocer, independientemente de la lengua de su tierra; el mismo latín, que los grupos católicos más ultraconservadores reclaman para las misas porque, según ellos, le añade el misterio que necesita la eucaristía; el euskera, que buceando en internet me entero que también existen leyendas en torno a propiedades mágicas... En fin, seguro que podríamos encontrar no ya decenas, sino cientos de ejemplos.
No nos ha de extrañar estas creencias, puesto que el lenguaje es una herramienta que nace de la sociedad. Es decir, si hablamos una lengua es porque nacimos en una comunidad lingüística determinada y no en otra, lo cual también quiere decir que la lengua es un vehículo para poder influir en los demás y dejarnos influir por los otros. Esta capacidad de influencia la notamos nosotros desde muy pequeños de una forma inconsciente, natural, lo cual ayuda a entender que le dotemos al lenguaje de poderes que, ciertamente, los tiene. Pero, cuidado, mucho cuidado con esos “poderes” que otorgamos a nuestras manifestaciones culturales.
Eso lo digo porque, ¿qué hay detrás de la leyenda del aymara? Pues resulta que esa lengua es tan perfecta porque no la creo el ser humano, sino unos gigantes que vivían aquí, en la Tierra, hace miles de años y que fueron dotados de ese idioma gracias a una diosa. Ya estamos... Eso es lo que me irrita de las paraciencias, que todas sus explicaciones derivan en lo mismo: en la justificación de Dios. Basándose en las lagunas que tiene la ciencia (lagunas que tiene la humanidad, ya que no tenemos explicaciones para todo) y basándose en nuestra emotividad, los paracientíficos reconducen cualquier “misterio” en una prueba más de que existe Dios. Algo así a una ecuación tan simple como esta: si la ciencia no lo explica, o no sabe explicarlo bien, entonces es que detrás de eso hay una voluntad divina, y santas pascuas. ¿Qué no se tienen todos los datos –o no se han estudiado- sobre las culturas incaicas? Pues la solución es fácil: ese desconocimiento se rellena de presuntos misterios que nos remiten a “seres superiores” y listos, por eso la ciencia no dice nada, porque son todos unos ateos materialistas y no quieren reconocer la evidencia, que somos seres creados y no evolucionados.
Lo curioso es que esa teoría de los seres superiores que constantemente las paraciencias –sobre todo los ufólogos- usan para explicar antiguas civilizaciones como las amerindias o la egipcia la usaron los nazis para justificar la superioridad de la raza aria. Según los nazis, los arios descienden de gigantes rubicundos que vivían en la antigua Atlántida y que desaparecieron debido a la corrupción del mundo. Sus únicos descendientes son los arios y la obligación de estos es la de dominar el planeta en beneficio de la pureza de la raza aria para, en un futuro, conseguir otra vez la grandeza de aquella raza. O sea, que los humanos somos en realidad unos miserables incapaces de entender el mundo que necesitamos de seres superiores que nos den sentido a la vida. ¿Vosotros queréis creer en esto? Yo no. No tiene nada ni de romántico, ni de utópico, ni de poético. Todo lo contrario, es cínico, nihilista y necrofílico, anti-vida.
¿Queréis magia en las palabras? Cualquiera de vosotros podéis ser un mago. Haced la prueba, decid a vuestra persona deseada estas dos palabras: “Te amo”. Y, por favor, no es necesario que acudáis a forzados escenarios románticos, no necesitáis cena a la luz de las velas ni atardecer en playa paradisíaca. Probad a decirlo en un vagón de metro en hora punta; en un paseo despreocupado por vuestras calles; haciendo cola en el banco; apuntado en la servilleta de papel de cualquier bar; mediante el frío teléfono o el ciber-actual Messenger. Da igual el lugar, ante una declaración así sólo caben dos respuestas aceptables: que nos den calabazas o que seamos correspondidos. En ambos casos, la persona a la que le hemos dicho ese “Te amo” no nos mirará igual, y nuestra vida cambiará. Hemos conseguido pues ese poder que otorgan a las lenguas mágicas: cambiar el rumbo de dos vidas con tan sólo un puñadito de letras o de fonemas. ¿Es eso magia? Sí, pero, al mismo tiempo, quizá no. Quizá sea tan solo ser humano y ejercer la vida, lo cual no sólo no es poco sino que, ambas cosas, encierran todos los misterios y magias que se puedan imaginar.
Carpe Diem!
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Texto agregado el 17-07-2004, y leído por 6024
visitantes. (11 votos)
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Lectores Opinan |
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06-10-2010 |
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Coincido, pero además el poder curativo tiene que ver con un contexto, y la capacidad de escucha y creencia de los interlocutores, de eso se tratan los discursos escritos o no. Yo le creo señor <moebiux> bellaboo |
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24-08-2008 |
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si muy cierto,todo serhumano puede ser un mago,si tan solo se animara a arriesgar ciertas palabras que por sencillas que parezcan significan mas de lo que uno se puede imaginar...!ALLI ESTA LA MAGIA! liess |
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22-08-2007 |
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Me sorprendes. letrita |
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25-05-2007 |
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la maaagia de laplabra buen tema, la magia del como usarla.el pasasdo, el presente y el futuro fundidos en un simple te amo.
la palabra es curativa pilinni |
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25-05-2005 |
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bueno debo decirlo, soy harto desordenada para leerte, pero mas que nada lo hago por tincada, y por tiempo, me encanto esta columna, un sincero agradecimiento a ti por ocupar y darle magia a la palabra TE AMO corazonpartio |
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21-07-2004 |
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Ay el poder de las palabras !, hay palabras que enamoran, otras duelen como una patada en los cojones, otras te hacen sentir una mierda, algunas te elevan a los altares, otras provocan guerras... e incluso algunas abren cuevas llenas de de tesoros, hay quien con mil doscientas y pico palabras hace una obra de arte reflexiva... barrasus |
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20-07-2004 |
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La prueba palpable de que si que las palabras tienen, por lo menos ciertas capacidades es este texto; la capacidad de distender y de invitar a una agradable reflexión; no por eso te estoy diciendo que seas divino ehhhh. Completamente de acuerdo en todo. Como casi siempre. Y gracias por la información del Aymara, voy a darle al Goggie un rato...Saludos. nomecreona |
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19-07-2004 |
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Ando justa de tiempo y no sé si me repetiré, pues no he podido leer el resto de comentarios. Lo que te puedo decir después de leer esta gozada de columna, es que además de haber hecho una gran labor de investiga anapolar |
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19-07-2004 |
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Ando justa de tiempo y no sé si me repetiré, pues no he podido leer el resto de comentarios. Lo que te puedo decir después de leer esta gozada de columna, es que además de haber hecho una gran labor de investigación, has dao con uno de mis temas predilectos. Bueno, con dos: la magia y las palabras.
Siempre he creido que la verdadera magia reside donde hay energía. Con las palabras se acaricia y se araña, se besa, se muerde, se daña irreparablemente, se ama como nunca, con las palabras se comprende y se besa en la frente. Es por eso que hay que usarlas con mucho cuidado. Como siempre que tienes en tus manos algo poderoso. Me encantó, Moe. Un besazo. anapolar |
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18-07-2004 |
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Sí, el verbo...para pensar. Muy buen texto moe, de acuerdo con esa calidad que rebosa en todo lo que escribes. Sin pretender entrar en disquicisiones que se van de mi estrecha parcela cognitiva, me permito suscribir en lo poco que entiendo el comentario de islero, Máximo, y subrayar desde "...la racionalidad científica (no hablo de..." hasta"...horizonte propio de las ciencias" También agregar que la visión de "la magia" en culturas desligadas de la nuestra,( que será muy lista para unas cosas, pero que no tiene ni una pizca de empatía para otras, sin contar con esa prepotencia que la caracteriza en el entendimiento "humano"), nada tiene que ver con lo que nosotros siquiera empezar a imaginar. De todas formas, tu texto, una virguería de conocimientos desvelados. Un abrazo!! LoboAzul |
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18-07-2004 |
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Todas las lenguas son divinas.
"Y el Verbo se hizo carne..." margarita-zamudio |
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18-07-2004 |
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Bueno...bueno...muchas emociones han generado tus palabras en mí...y además mehas dejado pensativo. 1) Tengo la suerte de conocer a la etnia aymará, incluso tengo un gran amigo, "amigo", que es chamán aymará. Y eso que estoy lejos, geográfica y espiritualmente. ¡Pero cuánto he aprendido de ellos. Nuestro MARCELO, de islero-sapo, es justamente aymará. 2) La magia de las palabras...sí cuidado... coincido contigo...la filosofía analítica, primero, y luego la filosofía del lenguaje, han dado cuenta de la magia de las palabras. 3) Pero no hay que ir tan lejos, en lenguas lejanas, para hallar dicha magia, como bien lo pones de manifiesto con el "te amo". En nuestro lenguaje ordinario, y en el lenguaje científico, también acontece lo mismo...cuando se reifican los conceptos...y vaya que abunda ésto. 4) Entrando en el corazón de las ciencias, tanto empiríco-analíticas, como herméuticas, despues de la mitad del siglo XX, el mito del saber científico, propiode la modernidad europea, se vino abajo...y digo desde el interior de las ciencias... 4) Prescindo de la recurrencia a "Dios", "dios", o "divinidades", para explicar "enigmas" indevelados, y quizás,indevelables. Eso es mitolatría, me parece. 5) Hay que ahondar en el pensamiento de fines del siglo XX, como lo haces tú, para hallar, las diversas formas de la racionalidad humana y diversos tipos de lenguaje...la racionalidad científica (no hablo de la tecnológica, emparentada), potentísima, es una de las formas que tiene nuestra racionalidad, y quizás no sea la mejor...como lo pone en evidencia tu propio texto, que ha saltado sobre el horizonte propio de las ciencias. Me parece. AHORA A TU TEXTO. Mucho me alegra encontrarme con reflexiones como la tuya, que cala hondo, y hace pensar. Gracias por ello. Y por las emociones que me despertaste. Gracias, amigo. Máximo islero |
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18-07-2004 |
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Muy interesante tu referencia al idioma aymara.No solo Google nos hará cultos sino los aportes, que gota a gota rocían La Columna. La magia de las palabras es cierta en cuanto a expresar sentimientos a tiempo. La magia negativa de las palabras son aquellas que sin pensar el daño que pueden hacer pronuncian los padres a sus hijos. Cuantas personas se sienten inútiles, incapaces, malos, por haberlo escuchado muchas veces en su infancia. Tu texto es educativo en muchos aspectos.Gracias NINIVE |
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17-07-2004 |
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Una deposición magistralmente centrada en argumentos que sabes sostener y que atrapan. Fabuloso. Gabrielly |
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17-07-2004 |
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Si ya lo decía yo en mi columna anterior: "El google os hará cultos" pero lo que de verdad enriquece son tus reflexiones siempre certeras y al final - es que no lo puedes evitar- das el giro tierno y dándole magia a tu texto. Tienes razón parcialmente en eso de la magia del "te amo" pero si quieres un hechizo completo, si de verdad quieres un hechizo completo... (pase a la página 1 del libro de visitas)
Continuando con el resto del comentario, te felicito por tu linda columna que me gustó muchísimo. Me recordó a Eva Luna de Isabel Allende (y que quieres? yo también fui adolescente) en donde una mujer inventaba palabras mágicas... o algo así, el caso es que estoy buscando una palabra o una combinación de palabras que provoquen un efecto super mágico y explosivo... sigo a la búsqueda y espero no desaparecer cuando las encuentre o no convertirme en rana. santacannabis |
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17-07-2004 |
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Excelente columna que aporta, cultiva, transmite y abre horizontes
al pensamiento, para que no se estreche. Y tienes razón al haberla titulado "La magia de las palabras", como también tiene razón Matilde Asensi, porque las palabras tiene el poder de influir en las personas mediante sus sonidos, curándonos de enfermedades o bien provocándolas. ¡Cuánto bien pueden hacer las palabras! Y con ellas te felicito y te envío un beso!
maravillas |
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17-07-2004 |
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Impecable desarrollo y perspectivas propias que me parecen fascinantes. Excelente columna. Felicitaciones. danielnavarro |
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17-07-2004 |
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Impecable tu columna de magia y lingüística, impecable aún para mí que soy un escéptico empedernido. Una buena parte del misterio de las palabras reside en la relación significado-significante que le asigna cada cultura, y si no intenta emplear términos cómo: coger, joder, pollera y chingueada en países tan diversos cómo Argentina, España, Venezuela y México. Te llevarás algunas sorpresas y algunas cachetadas. En cambio Te Amo posee una precisión tal que no deja lugar a dudas de lo que queremos transmitir.
Te cuento algo más acerca de ocultismo y fascismo: ¿Has oído alguna vez decir que el coliseo romano o el Partenón han sido hecho por extraterrestres? No, nunca. ¿Has oído decir que las pirámides de Egipto o las de México han sido hechas por extraterrestres? Si, infinidad de veces. Pues claro, ¿de qué otra manera sino se podría explicar que razas de tez oscura y de una fisonomía tan antípoda a la occidental y prístina raza aria hubiesen sido capaces de realizar tamañas maravillas arquitectónicas? ¿Qué otro origen podría tener la riqueza de una lengua indígena americana si no es extraterrestre o divino? No vaya a ser cosa que tengan que aceptar que se trataba de seres humanos y no de prosimios.
Felicitaciones nuevamente y perdón por el largo
el-parricida-huerfano |
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17-07-2004 |
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Es un gran trabajo Moe, ese final tiene mucha magia sin dudas, las palabras no son sólo sonidos, son herramientas para identificar sentimientos, eso es lo maravilloso. Me voy a buscar más sobre la lengua aymara, no la conocía. Excelente columna. Un beso. Cavalieri |
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