Descerebrada se enfoca en el futuro. Demasiados recuerdos le sientan mal, atraen la melancolía y le instalan un desasosiego a la altura del esternón.
No tiene caso pensar en lo perdido.
Decide que debe conocer a alguien, enfocarse en disfrutar de alguna manera nueva.
Valiéndose de internet, publica un par de avisos de chica busca chico. Primero piensa robar alguna fotografía de modelo para parecer más atractiva, pero finalmente se convence de que es mejor conformarse con su apariencia natural. Después de todo, una foto no es suficiente, ni dos, ni tres. De seguro en algún momento entraría en juego la camarita del portátil y no habría dónde esconderse.
Se inscribe en sitios varios y mira descripciones de candidatos posibles y fotografías. Decide que dada la ausencia de estímulo olfativo, necesita un hombre guapo que la deje sin respiración al primer vistazo.
Tarda días en hallar un hombre de su agrado y agregarlo a su lista de contactos.
Un encuentro casual a distancia tal vez le devuelva algo de entusiasmo, reflexiona.