Mi personaje es alguien ejemplar. Posee cualidades que la gran parte de los seres humanos tienen. Posee un cuerpo humano, una mente humana, manos, piernas, cabeza, dedos, pelo, boca, aparato digestivo, excretor, auditivo y respiratorio. Posee también articulaciones, mueve sus ojos, sus brazos y puede caminar sin dificultad. Piensa, actúa, dirige, maniobra, discute y crea monólogos dentro de su consciente. Mi personaje escribe a veces, pinta, dibuja y lee. Mi personaje crea, inventa, diseña y también bebe. Siente como todos ustedes, cree que hay algo dentro de sí que crea y destruye mundos impresionantes de amor, pasión, sexo y desenfreno. Cree que haciendo el bien puede salvar el mundo, pero no sabe que yo soy su creador y yo decido por él, porque es mi personaje y no su propia vida, a pesar de ello cree que posee una. Una gran vida, llena de cosas que para él son memorias, vivencias, historias. De vez en cuando cuenta parte de estas historias, las comenta, las divulga, las recuerda. Lo hace sin esperar nada a cambio. Posee dinero, pero no le motiva gastarlo. No tiene familia, osea, no la recuerda porque yo quise que fuese así. No le he dicho aún que es mi personaje. Pero tiene un presentimiento de que todo lo que hace depende de un irrevocable hilo de hechos, experiencias y situaciones que están ligadas a una fuente que desarrolla al pie de la letra todo lo que ve, hace y oye. También lo que le pasa. Es ejemplar, porque a pesar de que es mi personaje, ha estado ligado a ustedes tanto como a mí, que soy su creador. Se ha hecho tan parte de ustedes, lectores, que podría decirles que está sentado al lado de ustedes o incluso donde mismo están sentados. Si se miran un poco notarán que esto es verdad. Podría decir que está dentro de estas palabras, pero no tendría forma humana como lo he creado, pero independiente de que posea todas estas cualidades que he descrito, mi personaje no es humano. No es animal, no es espectral. La verdad es que mi personaje no existe y estas vagas palabras han tomado un poco de su tiempo para concluir que nunca fue algo o alguien, que jamás tomará estas aptitudes y que ustedes, después de leerlo, habrán creado no mi personaje, sino uno creado por ustedes. Este no es mi personaje. Nunca lo fue. Jamás lo será. Es su personaje. Gracias. |