Despertó con dolor de cuello. La verdad no descansó mucho en la casa de su amigo con quien había pasado la noche anterior en un bar. Miró el reloj y notó que era hora de volver a casa. Se despidió y salió a la calle en espera del bus que lo conduciría a su hogar. El día estaba nublado y helado. No obstante, había mucha gente en la calle. Debía ser por fin de mes y los pagos, se dijo internamente. Se ubicó en un asiente trasero junto a una chica que jamás había visto en el recorrido a pesar de llevar haciéndolo 5 años ya. Ella llevaba una mochila cargada y la movió un poco sobre sus piernas para que él se sentara. Le preguntó si no le molestaba donde la había dejado y él contestó que estaba todo bien. La miró a la cara y notó la blancura de su piel, carismática y de pelo castaño claro. Era hermosa la verdad. Llevaba algo que parecía ser el uniforme deportivo de un colegio cercano, pero no reconoció cuál. Se sintió nervioso ante la cercanía que tenía junto a ella y ella se dio cuenta de esto. ¿Estás seguro?, le preguntó nuevamente la chica a lo que él respondió sí, solamente era algo raro que encontraba en ella. ¿qué es?, si se puede saber atinó a decir la joven, nunca te había visto y la verdad, eres bien bonita, lanzó su disparo el chico mientras la micro avanzaba. Jajaja, se rió ella algo alagada, gracias, dijo después de sonreír con los ojos llenos de goce. Faltaba suficiente recorrido para llegar a casa y ella parecía que también iba lejos. Había tiempo de sobra para entablar una conversación y rescatar algo más que su nombre, se dijo a sí mismo. ¿Cómo te llamas? preguntó sin bacilar. Tiare, contestó con una voz suave y un tanto coqueta. Había algo entre ellos y no era sólo la química. Siguieron el recorrido compartiendo opiniones acerca de libros y cosas que llevaron a dar cuenta de que ella era muy culta y la apariencia no lo representaba, cada tema era más interesante. Finalmente ella le pidió permiso y se bajó un par de cuadras antes que él. No le dio un beso pero sí un boleto con algo anotado. Al llegar a casa revisó el boleto y salía una dirección que él conocía, cercana a casa. Pasaron días y trató de volver a interceptarla en la micro con resultados fallidos. Pero un día se armó de valor y fue directamente a la dirección. Caminó el par de cuadras y llegó a una puerta de madera, sin timbre ni golpeador. De color celeste antigua pero no por ello mal cuidada. Tocó 3 veces con los nudillos a contra cara y esperó. Una mujer mayor salió a recibirlo y preguntó qué se le servía. Atinó solamente a decir Tiare con su voz sin anunciar las buenas tardes. La mujer lo miró extrañamente y replicó ¿Es acaso una broma esto?. El chico sin comprender extendió el boleto de la dirección que estaba ahí escrita y coincidían con la puerta de la mujer, el problema era que ninguna Tiare había vivido ahí, mejor dicho, no había alcanzado. El chico tratando de dar explicaciones que parecían burdas a oídos de la mujer intentó hacerla creer de lo que había sucedido hace unos pocos días en el recorrido de la micro. La mujer finalmente cedió a su expectación y asombro coincidente y lo hizo pasar a la casa para que escuchara su versión.
Tiare es el nombre que mi hija iba a tener - dijo la mujer tocándose el vientre con ambas manos - La bebé ni si quiera alcanzó a nacer. 6 meses de acarrear una vida conmigo y no se pudo lograr más que eso. 6 meses, nada más. Lo extraño, joven, es que no eres el primero, ni el segundo, ni el tercero que viene acá a buscar a esa chica. Muchos como tú han traído ese boleto.
La mujer se levantó de la silla para acercarse a un jarrón de greda que estaba cerca de un sofá. Lo levantó y vertió el contenido de ella en la mesa. Para mayor exaltación del muchacho, dentro de la jarra se encontraban más de mil boletos de diferentes líneas de locomoción colectiva, además de boletas de bares, estacionamientos y servilletas de restaurantes. Algo estaba mal y no era su cabeza. Dio las gracias a la mujer por su tiempo y salió de la casa corriendo. Drástico final encontró en los pasajes cuando, dentro de su desesperación y poco congruente suceso, un automóvil lo arrolló para encontrarse con Tiare en el otro extremo de la acera en sus últimos segundos de vida. |