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Inicio / Cuenteros Locales / jaime_bss / Instrucciones para cocinar un muerto

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-Esto no es una clase de cocina. No pretendo enseñarles formas de deleitar los paladares de sus comensales. Únicamente pretendo aclarar sus dudas con respecto a la preparación de cadáver, a la organización previa y los métodos más comunes para emprender el sensacional viaje del consumo de muertos.- Dijo el profesor Alfaro, parado al final de un aula tipo auditorio. Flaco, pálido, ojeroso y con la cabellera revuelta y esponjada Alfaro nos ofrecía una imagen espeluznante, claro que de mucho ayudaron las luces tenues y las fotos de cadáveres proyectadas de tras de el.

Era septiembre, las lluvias no paraban desde abril y no sabía si era verano u otoño. Me encontraba rodeado de un grupo muy selecto de extraños, y lo que para mi eran enfermos que pretendían comer muerto, a menos que el titulo de la conferencia fuera una pura metáfora sobres relaciones interpersonales, baja autoestima o cualquier tema trivial con un nombre adornado. Lo más triste es que llegue ahí acompañando una mujer, de la cual no sabía ni sus apellidos, a la cual conocí una semana antes.

-Primero que nada, quiero que todos los fanáticos que gusten de la necrofilia o cualquier actividad extraña con gente no viva se retire de la sala. No estoy dispuesto a soportar ninguna de sus perversiones - Dijo el profesor Alfaro arrojando una vista sospechosa y un tanto intimidante a su audiencia - ¿Actividad extraña? ¿Perversiones? - No sabia si lo estaba diciendo en serio, a pesar del tono autoritario y elevado que utilizo – Pero… ¡Este sujeto pretende cocinar muerto!-

Seguía pensando mientras veía que algunos sujetos levantarse de sus crujientes sillas retirarse lentamente y apenados de la sala, lo cual, por supuesto, provoco miradas de desprecio hacia ellos.

-Ahora si… comenzaremos por despejar algunos mitos que se tienen sobre el arte de exhumar cuerpos con propósitos artísticos como este o el modelaje de cuerpos desestructurados- Comentó el profesor con un nuevo aire, ahora mas relajado. En ese momento me di cuenta de que no era una broma.

–Lo primero que la gente piensa cuando pretende extraer una estructura corporal de su depósito es ¿Qué problemas legales podría contraer esta acción? Y tienen razón en preguntárselo, ya que, si bien no es una acción inmoral o deplorable conforme a la naturaleza humana, tampoco es legal; es por esto que la practica suele realizarse en grupos de trabajo como el nuestro. Nosotros tenemos previsto este inconveniente, y es por eso que contamos con una lista de difuntos sin conexiones familiares reconocidas o visitas frecuentes, bien podríamos decir que son bienes mostrencos los cuales con gusto usufructuaremos- Anunció Alfaro, no pude evitar esperar el tono sarcástico que nunca llego.

Pasaron varios minutos mientras la platica continuaba, algunos tomaban notas, otros observaban fijamente al profesor con la boca un tanto abierta y sin perder detalles mientras el puntuaba cláusulas y leyes con el propósito de amparar sus innumerables delitos. Poco a poco, supongo que por la formalidad de sus observaciones, fui perdiendo el asco, el miedo y el desprecio que sentí en un principio. Sabia que lo que decía era totalmente deplorable, enfermo y malicioso; pero de algún modo todo tenia un poco de sentido… Solo un poco.

-Hay muchos moralistas que creen que alimentarse de restos humanos es una ofensa. La verdad no podrían estar más equívocos, ya que nosotros solo pretendemos realzar la belleza humana en una presentación diferente. Festejamos y ensalzamos hasta llevar al nivel de arte lo que sin nosotros solo serian restos pútridos - Expresó Alfaro con tanto amor y seguridad que casi me convence.

-La humanidad vive en el recuerdo, la grandeza en los hechos, el respeto y el amor se conserva en las personas y la historia que quedan almacenados en calles, casas, objetos y frases; no en cuerpos exánimes, no en lapidas de granito ni en floreros de oro. Los muertos no reviven, no tienen la oportunidad de ganarse el respeto que nunca alcanzaron o de aumentar el prestigio conseguido; nosotros les damos una oportunidad única, trabajamos por ellos, enaltecemos cualidades nunca mencionadas de su persona… Y luego, claro, nos los comemos-

Con mucho respeto se expresaba este extraño guía, pero aprovechaba algunos momentos para animar, o manipular, al auditorio. Me identifique mucho con alguna misa cristiana, escuchaba cosas para mi absurdas y sin sentido, en momentos hasta ridículas y ofensivas; pero no podía evitar emocionarme y gritar junto con todo el auditorio.

Pasados algunos, muchos, minutos; el momento estelar llego – ¡Traigan el lienzo!- Gritó el maestro levantando la mano y parándose recto, como queriendo alcanzar algo pero sin despegar la vista del publico. Claro, supuse, el quiso decir “Traigan muerto”, pero sonaría vulgar.

Las luces se apagaron, todo quedo en silencio, sentía la respiración jadeante de un repugnante gordo a mi lado. Nada sucedió durante varios segundos, solo me percate que la silla continua a la mía estaba vacía… Maru ya no estaba, me había dejado abandonado entre todos estos extraños que parecían excitarse con la idea de comer muerto.

Me di cuenta de que esto era verdad. La sesión perdió el aire de reto, de juego, de simple experiencia. Todas las frases alentadoras anteriormente pronunciadas por, el que ahora me parecía el mas pervertido de todos, Alfaro, parecían mas enfermizas que cualquier otra cosa experimentada por mi. Ellos en verdad comían muerto.

Los segundos me parecieron eternos, quise secar el sudor de mi frente con la palma de mi mano, pero me di cuenta de que no había un solo espacio en mi cuerpo que no sudara, que no expresara la desesperación y el miedo. De pronto, el cuarto se veía más pequeño, cada vez más. Sentí asco de estar rodeado de tantos animales dispuestos a saltar hacia el escenario y pelear por los restos pestilentes, de lo que bien podría ser algún conocido. Babeaban e inundaban el cuarto con su aliento insoportable, aliento a desperdicio, a prepotencia, a odio, a muerte.

El mas tétrico sonido que he percibido llego a mis oídos, era casi lastimoso; el roce de metales oxidados producía un concierto sombrío, las llantas tambaleantes de una camilla se acercaban hacia el centro del escenario.

Me quede petrificado, por un momento pensé que me desmayaría. En un instante mi cuerpo se hizo mas pesado que nunca. Quería salir corriendo de ahí pero mis extremidades no respondieron a mis deseos. Me sentí ofendido, atacado, impotente…

Comencé a llorar en silencio sin darme cuenta. Mis lagrimas recorrían mi rostro al igual que el miedo recorría cada parte de mi cuerpo.

Silencio.

Se detuvo la camilla, se callaron los jadeos, mi mente se pausó y mi corazón latía tan rápido y tan fuerte que se escuchaba con facilidad.

Una luz se dirigió a la camilla iluminando perfectamente “el lienzo”. Ese monstruo tomo la sabana que protegía el indefenso cuerpo y la arranco de un tirón.

Era un niño.

Una voz sonó desde las bocinas posicionadas alrededor del salón –Felipe García Espinosa, nueve años, caucásico, buena salud, murió ahogado –

Apenas terminó de pronunciar los datos cuando todos comenzaron a aplaudir en un gran bullicio- Ja ja ja- Rió alegre y jovial Alfaro –Los integrantes recientes irán aprendiendo poco a poco que hay muertes que consideramos “convenientes”, esta es una de ellas, no hay daños graves en el cuerpo, con un poco de limpieza podemos solucionar la mayoría de los desperfectos de este cuerpo- Explicó –Ahora si, presten atención e incluso si gustan tomar nota seria conveniente, procederé a explicar como solucionar los errores en un cuerpo con respecto a su muerte, ya que, un ejemplar que haya sufrido contusiones no puede ser tratado igual que alguno que sufrió quemaduras o desprendimientos- Procedió.

Yo seguía pegado a mi silla, ya no lloraba, pero mis parpados me ardían y mi cuerpo aun no reaccionaba. Deseaba que fuera uno de esos malos sueños de los cuales no puedes despertar, seguía preguntándome ¿Por qué vine aquí? ¿Por qué si ni siquiera conocía a Maru lo suficiente? ¿Qué esperaba ver en una conferencia con este nombre?
Felipe… ¿Habrá muerto como ellos dijeron? ¿De que son capaces estas bestias con tal de satisfacer sus perversiones?

Un asistente tomo un serrucho y comenzó a realizar una incisión en el cuello de Felipe García. Los huesos tronaban con gran potencia mientras la sangre se escurría por las patas de la camilla. Escondí mi cara en mi playera, cerré los ojos y comencé a vomitar.

Intente distraer mis ideas, pero el crujir de los huesos puso fin a mis inútiles intentos.

Los sonidos cada vez se hicieron más viscerales. Continué protegido bajo mi playera pero adivine ecos. Cortaban partes con tijeras, arrancaban piel, drenaban sangre…

-Disculpen que esto sea tan aparatoso, pero pretendemos que aprendan los detalles de cómo preparar el cadáver, es por esto que tenemos uno fresco- Comentó Alfaro. -Creo que Mario terminó de preparar el cuerpo, noten que el dorso sigue intacto y la cabeza esta en refrigeración aparte. Esta es la forma en que se debe hacer, ya que algunos guisos de órganos son presentados dentro del cuerpo para realzar la presentación- Explicó aquel orador.

Estaba tan perturbado que perdí conciencia de la situación, saque mi cabeza de entre mi ropa y mire las formas suspendidas en un gancho frente a mí.

Eso sin duda no era Felipe García, o por lo menos no parecía. Los colores marrones, carmines y esmeralda se revolvían armónicamente. Esplendidas formas de carne, acompañados de cortes estéticos estaban expuestos frente a mí. El cuerpo central parecía el director de una orquesta, rodeado de varias salsas, ensaladas y aderezos, de vistosos colores. El olor, para mi sorpresa, no era fétido, era delicado, agradable, era delicioso.

-Solo hay tres presentaciones para comer este guiso- Explicó Alfaro, quien extrañamente perdió ese aspecto sombrío y parecía un niño orgulloso que presenta su más grande obra ante sus padres –Horneado, hervido y crudo- Continuó –Cualquier otra forma es de mal gusto, le roba la esencia a la pieza, la abarata. Recuerden que esto no es una parrillada, aquí no encontraran cosas fritas con manteca de tocino. Este lugar es para artistas y para los más finos paladares-

Como una verdadera danza Alfaro realizaba cortes, introducía trozos de carne a las ollas y al horno, y agregaba especias a las salsas.

Era muy bello.

Note que yo sonreía. Por un momento me sentí confundido, traté de recordar lo sufrido recientemente, pero la fiesta de figuras y aromas no me lo permitió.

Dado a los inconvenientes que tuve antes, estomacales y emocionales, no pude consumir ninguno de los atractivos platillos presentados por el maestro. Comí un poco de ensalada ligera, por el miedo de conseguir un malestar estomacal.

Al término de la sesión nos retiraron los platos y dispusimos a marcharnos, pero antes Alfaro nos dijo –Aprendan mentes jóvenes, tiren los falsos muros impuestos ante ustedes, sientan, prueben, escuchen todo aquello que no soñaron percibir, porque verán un mundo que ni en sus sueños imaginaron. Sienta lujuria por la experiencia, por el conocimiento, por la sabiduría; dejen sus miedos atrás, ya que ellos son sus únicos limites. Sean quien quieran ser, hagan lo que quieran hacer, alimenten sus almas y sus mentes; sean ángeles mundanos-

Mientras me dirigía a mi casa, después de escuchar esas palabras, solo pensé…

Esto es pura mierda, este enfermo como muerto




Jaime Carcaño.

Texto agregado el 17-06-2011, y leído por 164 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
18-06-2011 Es de muy buen gusto leer textos largos!!...me encantó tu cuento.....Salu2 xxludoxx
18-06-2011 No entendí la última frase! Por lo tanto aún estoy a la espectativa del final, pero el resto del cuento me atrapó. Un tema inusual, y un texto bien escrito. memin79
 
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