Te confieso que alguna vez
me he sentido como ángel en fuga,
con la mirada del ausente,
y el compromiso del hastío
estacionado, gratuitamente,
detrás del vidrio de la sabiduría.
Cansado?... no se si cansado,
pero si limitado, a medio terminar,
como frente a una escalinata
y sin atreverme a hablar.
Hubiera querido faroles, cúpulas,
no se, tal vez, hasta un afrodisíaco
para colorearme el alma,
a sabiendas de que lo que había
no era más que una gran parsimonia
para explicarme que las cosas cambian.
Pero me desaparecieron las ganas,
prefiriendo que fuera así, sin despedida.
El error fue simplemente
la falta de creatividad de mi destino.
Mañana, o un día como hoy,
me embarcaré en un vuelo de palabras,
pondré en los espejos lastres y levedades,
y esta necesidad de decisiones.
Pero eso será mañana o día del juicio,
no puedo decirte que ahora, tenga ganas.
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