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UNA FLOR MARCHITA.


ESCOZOR:

-Hola…no deseaba escribirte más por el Messenger ni por otro medio.

Incluso, ignoro si deseo enviarte este mensaje.

Tengo gran escozor, un dolor emocional como producto de lo que hice contigo. Solo espero que mis fotos, mis correos, y todo lo demás, seas capaz de guardarlos en el anonimato; quiero despedirme de ti en buenos términos.

DESCONCERTADO:

-Hola amor mío: ¿Qué fue lo que hice? ¿En que forma te he fallado?...por favor dímelo, para reparar el daño. En cuanto a tus fotos, tú sabes que jamás lo rebelaría a nadie; yo no soy de ese tipo. Te amo y deseo seguir viéndote.

DUDOSA:

-¿Como puedes decir que me amas? Este estúpido jueguito de Internet, solo es un maldito teclado mecánico, inerte, frío e impersonal. El amor se cultiva, se enriquece, se nutre de hechos verdaderos. ¡No surge de la nada! o de aporrear un teclado en veces con las letras malgastadas de tanto uso.

Infinidad son las personas que entran a este medio, incluso muchas de ellas falsas, que usurpan y malgastan el tiempo miserablemente, satisfaciendo un vacío emocional y espiritual, incapaces de buscar cosas positivas con que llenarlo. ¿Cómo puedes decir que me amas…si nuestro encuentro surgió de tal jueguito?

CONFIRMADO:

-¡Yo si te amo!...la prueba es que he volado hasta allá en incontables ocasiones para estar contigo. Te he tenido en mis brazos días enteros, te hice mía hasta perder la cuenta. ¡Tu me correspondiste!...estuviste en mis brazos horas enteras. Nunca abandonamos, ni deseamos salir del cuarto, excepto para comer. ¿Como puedes decir que eso no es amor?...nada me importó, me olvidé de todo el mundo estando allá.

CONVENCIDA (“la zapatitos nuevos”):

¡Eso no es amor!...no confundas por favor…aunque me duela decirlo, solo es la manifestación de una lujuria desbocada, tanto de mi parte (acepto mi responsabilidad), como tuya. Yo fui un platillo fácil para ti, tu viniste y te serviste con la “cuchara grande”…Te gusté como un par de “zapatitos nuevos”… ¡eso es todo!...se honesto.

¡REAFIRMANDO!

Para mi, tu no eres un par de zapatos…eres un tesoro que encontré en estas paginas; fue quizá el azar, o las circunstancias. Aunque estoy convencido que la suerte no existe. La casualidad no existe: solo la ley de causa y efecto. Te amo intensamente, y soy honesto al decirlo.

RETIRANDOSE:

-¡Yo creo que lo mejor es dejar esto por la paz!...me siento ridícula a mi edad, empleando este medio insustancial, como medio de comunicación humana. Por mucha cámara, micrófonos…¡es solo una maquina! Vacua y estúpida….adiós y gracias en lo que cabe…

NEGÁNDOLO:

-Tú y yo no somos insustanciales, ni vacíos, ni mucho menos estúpidos. Somos 2 seres que nos amamos intensamente.

LACÓNICA:

-Bueno…

DESESPERADO:

-¿Bueno que?... ¿que es todo esto?...por favor YO SI TE AMO…estoy desesperado.

DECIDIDA:

-Bien, desde este momento, voy a borrarte de mi correo, no tiene caso estar hablando mas…hasta luego.

LOCAMENTE:

-Mira…te aviso que mañana mismo, salgo de nuevo en el vuelo de la noche hacia allá. Si no te veo en la sala de espera, voy a irme directo a tu casa…te lo juro…TE AMO LOCAMENTE.

AMENAZANTE:

-¡No lo hagas!… ¡ni se te ocurra!...mi esposo se encuentra ahora aquí en la ciudad. Para mi es imposible incluso asomarme a la puerta. Recuerda quien es el…

DECIDIDO:

-Esta bien…solo quiero que me digas que me amas tu también a mi, y que jamás me borrarás de tu correo. Y que podré ir a verte en cuanto el se vaya.

Yo se quien es el, conozco su poder político y económico…comprendo que me destrozaría y ¡alimentarían a sus perros con mis despojos!...pero nada me importa…te amo, y soy capaz de todo por ti.

FLAQUEZA:

-¡Si te amo!...pero así no se puede vivir…yo no debí hacer lo que hice…

REAFIRMANTE:

-¡No hemos hecho nada malo! las personas que se aman como nosotros, solo hacen cosas buenas…

ADULTERA:

¡Eso es lo que soy!

NEGÁNDOLO:

-No digas eso por favor…mañana mismo voy para allá…

El hombre aquel, jamás volvió a escuchar de su bella amnte, enloquecido viajó y se mantuvo fuera del domicilio de ella días enteros, ignorando el poder del esposo, hasta que la necesidad lo obligó a regresarse a su lugar de origen.

Alguna vez, y pasados los años, leyó una nota periodística y pudo reconocer a su adorada mujer; antes radiante y bella, ahora enjuta y cadavérica, con su cráneo cubierto y depilado al parecer a fuerza de quimioterapia:

¡Una flor marchita!

Ese día, las lágrimas se vertieron sobre su antigua y destartalada computadora portátil de segunda mano, adquirida a duras penas de su salario de maestro rural, mientras le escribía un TE AMO al correo de ella, mismo que como miles anteriores, ya sabía que permanecería sin respuesta.

Sandra Rosalía (Tijuana Baja California).

Texto agregado el 16-06-2011, y leído por 133 visitantes. (1 voto)


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