Una mujer, caminaba sin rumbo, Noche Buena, víspera de Navidad, quizás esperando que pasen las veinticuatro horas.
Estaba muy elegante, como festejo interior solitario, el cielo iluminado por fuegos artificiales, y los pasos se hacían cada vez más lentos; hasta que entró a un bar.
Se acomodó en una silla, encendió un cigarrillo, y entre el humo que molestaba sus ojos, esquivandolo, un niño pensando que lo llamaba se acercó.
-¡Felíz Navidad!, señora, dijo el pequeño.
¿Que haces a estas horas?, ¿porque no estás con tu familia?, ¿tienes familia?, dijo ella.
-¡Sí!, tengo mamá y cinco hermanitos.
Ella, recordó a su niño fallecido, sus ojos humedecidos y su orgullo le hicieron decir, -¡el humo del cigarrillo me irrita los ojos!.
Sacó un pañuelo, el niño rápidamente lo tomó, y secó sus lágrimas.
-Hoy no salen los periódicos, no podré trabajar para llevar dinero a mi madre, ahora estoy ayudando en el bar, pero usted es la primer cliente.
La mujer en su soledad desesperada, le dijo, -te doy tu ganancia de los diarios si vamos a tu casa a brindar por la Navidad.
-¡No!, no hace falta, con su presencia mi madre quedará contenta.
Caminaron tres cuadras, y subieron a un auto último modelo, partieron hacia las afueras de la ciudad.
LLegaron, entraron, un lecho, en el una mujer en sus últimos momentos rodeada de todos sus hijos.
-¡Buenas noches!, dijo ella, se acercó a la cama, y, la mujer apenas sonriendo dijo, -¡feliz navidad!, y cerro sus ojos para siempre.
Ella que no tenía a nadie en el mundo, abrazó a todos los pequeños, y murmuro con lágrimas en los ojos, -¡feliz navidad!

Uno de los pequeños pregunto, -¿quien es usted?
-¿Yo?, era la mejor amiga de tu mamá.
Otro niño dijo, -¿pero no la vimos anteriormente?
-¡No!, porque tu madre me dijo que viniera en Navidad, respondió ella.
El más pequeño, que no comprendía nada dijo, -¿como si fueras papá noel?.
Y, ella lo abrazó y dijo, -¡si!, como si yo fuera Papá Noel, y corrieron unas lágrimas por su rostro..........

MARIA1