Olvidar es imposible.
Necesito encontrarte
en las rutinas conocidas,
o en las estaciones de trenes
en las que estamos solos,
rodeados de cosas viejas
y dulzuras con soledad de lunas.
O si quieres, detrás de la sabana,
o bajo la almohada con perfumes
de jazmín, canela y azahares.
Necesito esa sensación de ti
cuando te dejas fluir,
y tus otras virginidades,
las que moran silenciosas
en tu habitación mental.
El pulso de la noche solo es
transitar una calle oscura y fría,
con la melancólica euforia
del último día de circo,
columpiar secuelas de cosas
jugando a olvidar el olvido.
Necesito de tu revolución,
de tus fobias, tus distancias,
tus profecías y tus despertares.
Llueve sobre la lluvia del día,
mi vecino espera su diario,
ya es hora de volver de la mano
y que todo valga la pena,
añoro el refugio sutil
de tu vientre, las tardes brumosas. |