No se si fue la luz de la tarde,
o la invisibilidad del viento,
tal vez el silencio de la montaña...
lo cierto es que descubrí
el brillo del combate
más allá de las lágrimas de alegría,
más allá de las palabras,
estaba moviéndose contigo
por cada centímetro de respiración.
Después tus manos
conspirando por el silencio
escapado de las sombras de tu pelo,
disparan certeras contra el dolor.
Texto agregado el 15-06-2011, y leído por 880
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