Hoy tengo ganas de escribir todo lo que tengo atorado en la cabeza. Pero es mucho trabajo.
Mejor dejarlo ahí, cuajando un rato, que suelen salírseme ideas verdes, y así no hay mucho que hacer con ellas, hay que envolverlas en diario pa’ que maduren luego. Pero así no conservan el sabor de una idea bien trabajada, desmalezada, conservada, hibernada.
Hoy tenía ganas de escribirlo todo como saliera, pero al final esto es mejor idea.
Las voy a dejar colgadas un tiempo más, de las ramas de mi memoria, de mi aprendizaje, esperando.
Paciencia no me falta, por mientras, me alcanza servirme de esas ideas de guarda, de las del verano pasado con mucho tiempo frente al mar y tardes libres, la sal de la costa las ayuda a conservarse mejor, los valles de la experiencia tienen un clima bien templado que ayuda mucho a mantenerlas. Y al final de la temporada, cuando sea tiempo de cosecha, juntémonos una tardecita, y juntos disfrutemos de las maduras, de esas que no puedo sacar ahora, puedes traerte un vino si no quieres café, estaría bien si quieres darle otro aire.
Me ayudas, temporero, a sacarle el jugo a las más maduras, con tus típicas frases agudas, para exprimirles todo el potencial, las demás podemos comerlas en casa, hacerlas caminar en las salas de esa universidad, a ver a donde van, como crecen.
Ah, me gusta el invierno con manos frías y corazón tibio, con la mente encendida, mirar caer la lluvia, cargada la cabeza de nuevos brotes que cuando llegue la primavera… bueno, deberías estar ahí cuando pase, cuando sea tiempo de cosecha… |