Solia aparecer una mujer muy bella, de largos cabellos rubios, delgada, con una tunica haciendo juego con su piel, blanquecina, por los alrededores de la ciudad.
En una casa estilo colonial, un hombre sentado en el sofa observaba la luna; el jardin, deshecho por el tiempo, flores marchitas, hojas de plantas que luchaban por vivir, y el, en su agonia de tristeza.
Una noche la mujer en su recorrido, noche sin luna. oscura; se reflejo su rostro en el espejo interior, a travez del ventanal.
El hombre asustado, se detubo por un instante, lagrimas cayeron por su cara.
-¡Estoy enloqueciendo!, y se tomo la cabeza con sus manos, -¡no puede ser !, ¡esta muerta!...
Abrio sus ojos, volvio a mirar el espejo y ya no veia nada.
Desesperado salio al jardin, lloraba como un niño tras haber roto su juguete nuevo. y, asi, lloro toda la noche buscando a la mujer que habia desaparecido.
Resignado, despues de cuatro horas y agotado entro a su casa, se acomodo en el sofa nuevamente mirando el ventanal, se durmio...
A la mañana siguiente, abre los ojos y todos los rosales habian florecidos, los diferentes verdes de las plantas conjugaban con su felicidad.
Sus lagrimas habian regado el jardin que su esposa lo habia cultivado.
Con una sonrisa se dijo, -¡debo ser feliz!
MARIA1 |