Pueblos como tantos...
Una niña, diez años, tarareaba canciones como aquel que no espera.
Sus ojos negros, cabellos al viento, cara sucia por polvo de dias alegraba el corazon de los que deambulaban por alli.
El mar a poca distancia guardaba las huellas de sus pies descalzos sobre la arena blanca.
Solia cantar al ritmo de las olas que se deslizaban terminando en espuma de colores al reflejo del sol.
Tal su alegria, que las gaviotas en su vuelo se acercaban a ella.
Cierto dia, no se escucho su tararear de canciones y asi se repetian los dias de ausencia.
¡Habia fallecido!....
Pero cuentan en el pueblo que todos los dias al salir el sol, el mar, al chocar contra las rocas, crea burbujas que se escuchan como el tarareo de las canciones de la niña. Son burbujas de amor...

MARIA1