Deambulando como asno
Septentrional. Diluvio de luz divina.
A ciegas conmigo mismo. Quise amarte.

Quise amarte. Como puede amarse
Lo imposible. Lo innombrable. Con
El Secreto amor a lo desconocido.

Dedicadas las horas, mi tarea primera
Sobre acero con cuarzo plasmar las
Buenas nuevas. Arde la hoguera vana
Sobre mi pecho emplumado. Erguido cual
Demonio escupo fuego en círculos por donde
Han de saltar los eternos fantasmas. Para amarte.

Para amarte en secreto. Como puede amarse
Lo redondo. Como todo lo que arde en trono
Al fuego mismo. Diluvio de luz inmaculada.

En círculos mi lengua escrutando superficies
Mis ojos circulares, como insectos, reptando el
Espiral hacia lo inalcanzable, inacabado amor.
Una flor en cada dedo, de raíces que surcan
La noche con el tímido ocaso del silencio
Derribando capas que se pliegan en círculos, SIEMPRE.

Siempre hasta ti. Donde nunca estas, ni jamás has
Estado. Tan solo la ilusión, el deseo visionado
En aquel enorme circulo, tan pálido como el amor mismo.


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Ivan Gonzalez Lauc