CASACA ROJA
Un intenso dolor en el ojo izquierdo me despierta a mitad de la madrugada, es una extraña sensación como si un insecto se hubiera metido en mi ojo, siento el movimiento y el ardor, me levanto y con el ojo lloroso me miro frente al espejo del baño, enciendo la luz y las penumbras se disipan, observo un rostro distinto al mío, con un ojo izquierdo inundado y punzante, me acerco y trato de abrir el ojo afectado, las lagrimas no cesan, el dolor se intensifica, pero el movimiento disminuye, al abrir el ojo, con la vista borrosa, mi admiración y espanto me dejan sin palabras, pues en mi ojo izquierdo una diminuta figura humana al parecer uniformada como un antiguo soldado inglés, se debate en feroz lucha contra la humedad, y el terror, cuidadosamente agarro un trozo de papel, lo enrollo de tal manera que queda como una lanza, con todo cuidado la acerco al hombrecillo, con su maltrecha casaca roja, sube penosamente al extremo del papel y lo deposito en mi palma, agotado el hombrecillo no se levanta, contengo la respiración, su cabeza voltea mientras intenta incorporarse, su mirada se fija en mi ojo y al parecer comienza a gritar a todo pulmón, no escucho nada, en seguida lleva su mano derecha a un costado, saca una microscópica arma apuntándola a mi asombrado ojo, un minúsculo flamazo sale del arma y un intenso dolor se adueña nuevamente de mi ojo, de la sorpresa y el dolor moví mi mano, recordé al pequeño demasiado tarde, caía sobre el lavabo al parecer ya sin vida, desesperado intente tapar el desagüe, pero fue inútil, el menudo cuerpo se perdió en la oscuridad del drenaje, y por si esto fuera poco ni mi esposa ha dado crédito a tan extraordinario relato.
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