Nada es para siempre
medito melancólico mientras mordisqueo
este exquisito panecillo relleno.
ni la luna, ni las estrellas,
ni esos bellos ojos tuyos,
ni este maldito dolor de muelas,
ni el terciopelo que cubre
los tiernos huesos del bebé,
nada es para siempre.

Te perpetuarás en miles de sonrisas,
pero la tuya, y mi admiración por ella
yacerán bajo la tierra inerte,
bajo el panteón, que acrisola
los ecos del olvido.

Nada es para siempre,
ni mi alegría, ni la del mundo,
ni la historia, ni la lluvia,
ni los puentes que recuentan
los mil y un cursos de agua
que bajo su vientre lamen sus columnas.

Nada es para siempre
aunque todo parezca lo mismo,
te irás algún día o yo, me aburriré
de somnolencia, de reiterativos almíbares,
se desdibujará tu sonrisa en mi mente
aún mucho antes que se troque en polvo,

Nada es para siempre,
ni los torreones, ni las estatuas,
ni el simple recuerdo que las cobija,
caerá el telón de los tiempos,
nada será para siempre.

Todo eso cavilo,
mientras le doy el último mordisco
al dulce aquel que me devoré sin saberlo…