Desaparecida la belleza
de una adolescencia imaginaria,
decido la cirugía mayor
de mirar las oportunidades
que asoman al ventanal,
que anoche dejo tu vuelo.
Allí asoma mi último desayuno
y, sarcástico, el don del olvido,
microcosmos de curiosidades
donde vuelvo a la tentación
de llevar una vida holgada.
Despertar con las manos perdidas
en tu paciente y libre albedrío,
donde se acaba y renace todo.
Como en un poema a la luna,
con demasiado olor de santidad,
insensato y voraz en mi partida,
enterrando trovas y huesos,
pregonando madrugadas,
cansino, intrínseco y diáfano,
como un terminal de misterio,
con ese parecer triste y franco,
sabio, resuelvo que lo mejor,
entre los dos, esta en lo por venir. |