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http://es.wikipedia.org/wiki/Queer_as_Folk_(Estados_Unidos)
Michael miró a Justin con desaprobación solo un momento antes de abrazarle. No podía enfadarse con el muchacho, ni por Brian ni por nadie. A la mierda si el muchacho se había olvidado de llamarles por un año entero, allí estaba ahora. Le mantuvo en sus brazos durante momentos que parecieron eternos. Le había extrañado sin duda.
Luego lo vio pasar de los brazos regordetes de Debbie a los de Emmett, y luego a los de Mel y a los de todos los demás.
Michael sonrió. Le pareció de pronto que el tiempo no había pasado y que Mel y Linds aún vivían cerca de ellos, que Justin jamás se había marchado y que Brian estaba con ellos. Pero no estaba. Su ausencia se notaba como un gran agujero en la pared tapado pobremente con un cuadro. Por sobre el entusiasmo generalizado y la calidez de la reunión, Michael sabía, todos sabían, que Brian no estaba.
Justin era el único que parecía no notarlo, o si lo notaba no estaba dándole gran importancia. Se veía maduro, más fuerte, menos infantil. Ciertamente su estilo había cambiado mucho desde aquel último día en que le vieron, antes de que se marchara.
Michael no acababa de entender la ausencia de Brian. Quizás Justin y Brian habían pasado tanto tiempo juntos desde que el chico había vuelto que ya se permitían el estar separados. No, Michael desechó ese pensamiento con celeridad. Desde que el pequeño sunshine había entrado a sus vidas, especialmente a la de Brian, Michael jamás les había visto separados, a menos que, claro, quisieran estarlo.
Se empezó a preocupar inevitablemente, como se preocupaba siempre que las cosas escapaban a su control."Malditos genes italianos" pensó y antes de que pudiera evitarlo las palabras simplemente salieron de su boca.
-Justin, ¿donde cojones está Brian?- dijo impulsivamente. Todos se le quedaron mirándo casi aliviados de que alguien tuviese la idea , o el poco tacto, de finalmente preguntar.
Justin lo miró con tranquilidad.-No lo sé- dijo simplemente.
Debbie comenzó a protestar en contra de Brian (como siempre hacía), de su egoísmo, de su poco sentido común y demases pero para Michael se encendieron todas las alarmas.
-Pues bien-dijo-Voy a buscarle.
Minutos después ya estaba en el coche que Mel y Lindsay habían rentado desde que habían vuelto. "Y ahora, ¿hacia adonde?" se preguntó mientras las luces del coche iluminaban el pavimento blanqueado por la nieve.¿Donde demonios podía estar Brian Kinney a esas horas de la noche un sábado?
Poppers estaba casi a reventar de gente. Michael tuvo que pagar la entrada por supuesto, porque el gorila de la puerta simplemente no creía que estuviese allí para llevarse a Brian. "Capullo" pensó Mikey mientras se abría paso entre la gente, directamente hacia el cuarto oscuro. Las sombras estaban llenas de gemidos varoniles y de formas que se movían frotándose unas contra otras, el olor a sudor y perfume masculino llegaron como una oleada tibia a Mikey y este carraspeó. No podía evitar recordar algunos episodios (muy placenteros) de su vida en un lugar no muy distinto a ese. Avanzó entre los amantes con un poco de pudor hasta finalmente dar con la alta silueta de Brian. Estaba apoyado contra la pared, fumando y un chico arrodillado frente a él le mamaba la polla. Michael le dio un cachete en el brazo para que abriera los ojos. Brian lo miró, sonrió y volvió a cerrarlos.
- ¿Que hace una mujer respetable como tu en un antro como este?- dijo mientras soltaba el humo del cigarrillo con lentitud.
-¿Que demonios estás haciendo aquí?-le dijo Michael enfurecido.-Hoy es la fiesta de bienvenida de Justin, ¡Mi madre te llamó al menos 47 veces para avisarte!
Brian señaló al muchacho arrodillado frente a él con una sonrisa -No puedo ir-dijo con sorna- Me están mamando la polla.
Michael se enfureció, luego se horrorizó y finalmente se asustó. Estaba seguro de que Brian había decidido dejar esas "correrías". Durante muchos meses en el último año salieron juntos a bailar a Poppers y nunca lo vio entrar al cuarto oscuro, ni una sola vez. Nunca hablaron directamente de ello, ni fue una desición que Brian hubiese manifestado en voz alta. Simplemente había dejado de hacerlo, justo frente a sus ojos. Y Michael suponía que tenía algo que ver con Justin. Pero allí estaba ahora nuevamente en el cuarto oscuro, apoyado en la pared y con un tipo chupándosela, como tantas veces le había visto.
Michael salió del cuarto oscuro y se apoyó en la barra. Pidió una cerveza. Como tantas veces en su vida se veía forzado a leer entre líneas en el comportamiento de su mejor amigo. Brian era un adolescente de 35 años que buscaba la mejor forma de huir cada vez que, "cada vez que está solo, o triste o su vida se pone difícil" se respondió Michael. Siempre había sido así, cuando se enteró de que su padre había muerto, cuando Justin fue golpeado en su fiesta de graduación y Brian jamás dejó de ir a verle pero al mismo tiempo nunca dejó que el chico lo supiera, o cuando le dijo a todo el mundo que se iba a Ibiza, pero en realidad estaba en cirugía extrayendose un huevo. "Jodido imbécil" se dijo Michael mientras volvía con paso decidido al cuarto oscuro.
- Eh, nos vamos-le dijo cuando llegó hasta el.- Brian se rió y lo ignoró completamente. Michael entonces apartó al muchacho de la polla de Brian.- ¿Te importaría?- le dijo-Intento hablar con mi novio- Brian se subió lentamente la bragueta sin dejar de fumar.
-Eres un imbécil- empezó Michael cuando el tío finalmente se marchó- Un jodido hijo de puta. No le has visto hace un año. ¡UN AÑO! Y en vez de aprovechar su tiempo en Pittsburg, estás aquí, dejando que te la mame un desconocido. Pero supongo que no debería sorprenderme. Justin tenía razón al marcharse, no se puede esperar nada mejor de ti-culminó.
Brian miró el techo. Estaba muy cansado. Mortalmente cansado. De pronto cayó en cuenta de que su cuerpo tenía 35 años, de que se sentía solo y de que había pasado los últimos veinte minutos tratando de no perder una erección por culpa del caos en su cabeza. Y ahora tenía que soportar los demasiado agudos gritos de Michael. Y la verdad, sobre todo, la verdad.
- El te amaba-seguía Michael.- El siempre aceptó todo de ti, el siempre...
- "Él" no quiere verme.- dijo Brian interrumpiéndole.-Ha llegado el día antes de Navidad, le he esperado y ha envíado a su madre a darme calabazas. Hemos hablado cinco. minutos desde que llegó a Pittsburg. Cinco jodidos minutos.
Michael no podía salir de su asombro mientras abandonaban Poppers. ¿Justin no quería ver a Brian? Siempre pensó (y muchas veces esperó) que algún día Brian simplemente se deshiciera del muchacho, pero nunca pensó que sería al revés. Justin amaba a Brian, siempre le había amado. ¿Verdad?.
Caminaron juntos hasta el coche. Brian parecía indiferente pero Michael sabía que no lo estaba.
-Tienes que ir- le dijo- Tienes que saber si es realmente que ya no quiere verte y si lo es, ¡que tenga la decencia de decírtelo a la cara joder!-dijo acaloradamente.
Brian se sentó sobre el capó y miró hacia otro lado. "Le duele" pensó Michael.
-Escuchame-dijo cogiéndole de los hombros-Quieres saber que ocurre con él ¿verdad?
Brian le miró un momento, apretó los labios y no contestó. La verdad solo quería ir a casa, o quizás volver Poppers, pero sabía que Mikey no le dejaría
-Pues vamos entonces señora Bruckner- dijo mientras entraba al coche.
Si Justin estaba incómodo en presencia de Brian nadie no lo notó. Se sentó junto a él a la mesa cuando Debbie sirvió la cena, rió y bromeó con las picantes bromas de Emmett y aguantó con estoicismo las insinuaciones de todos sobre el supuesto "apasionado reencuentro" entre Brian y él.
Comieron juntos, bailaron juntos y por unos momentos fue para todos como si nada hubiese cambiado. Incluso para Brian. Que agradable le era poder estar cerca de Justin después de tanto tiempo, viéndole bailar y sonreír. Sentir suavemente contra su torso la espalda juvenil del muchacho, sentir cerca de su rostro la suave caricia del rubio cabello, sentirle por fin después de tanto tiempo.
Bailaron todos hasta la madrugada, apretujados unos contra otros en la pequeña salita de la casa de Debbie, riéndo como locos, con los niños en los brazos, felices.
Y entonces cuando Justin desapareció escaleras arriba, Brian no dudó un minuto en seguirle.
Entró tras él al lavabo sigiloso como un gato.
-¿Eh? Brian- dijo Justin sobresaltado por la intrusión- ¿Que haces?.
Brian se le acercó con suavidad, puso su rostro a centímetros del rostro del muchacho y sonrió. Justin sintió que las rodillas le temblaban. Ahí estaba nuevamente esa sensación de vértigo, ese mareo infernal. ¿Cuántas veces lo había sentido? Muchas, indudablemente siempre cerca de Brian, pero también otras veces, la vez en que cayó inconciente al suelo con la cabeza rota, la vez que sostenía un arma contra la cabeza de Chris Hobbs, la vez en que Brian le pidió que se casara con él.
Cerró los ojos con fuerza durante un segundo y luego los abrió. Los ojos parduzcos de Brian estaban muy cerca de los suyos y como siempre le ocurría se distrajo completamente por ellos. Rodeando la pupila negra de Brian estaba esa explosión naranja que siempre le había llamado tanto la atención, esa mancha inverosímil que siempre trató de plasmar de forma perfecta en los muchos retratos que hizo de él. "Multicolores" pensó "sus ojos son multicolores". Y luego como si despertara de un sueño simplemente se apartó de Brian, tan ágilmente que este pensó que nunca había estado cerca de él de verdad.
Brian apoyó su cadera y sus brazos en el lavamanos. Miró a Justin de forma inquisitiva. "Está cabreado" pensó el muchacho al repasar la deliciosa figura del alto hombre apoyado simplemente allí, como si fuese una joya entre el decorado, exquisitamente vestido de negro, pálido y delgado con su castaño cabello en desorden y esa expresión severa jugueteando en su fruncido entrecejo, en los rojos y carnosos labios apretados.
Justin se dio la vuelta hacia la puerta y puso la mano temblorosa sobre la manilla. En la nuca sentía la fuerte mirada de Brian,como si hubiese tenido la fuerza de taladrar su cráneo.
- Te quiero- dijo la voz de Brian simplemente.
No fue una voz suplicante, ni forzada, ni apenada siquiera. Fue como si simplemente estuviese exponiendo una verdad indefectible, algo que era tan poderoso en su certeza que no necesitase ningún tipo de reafirmación. Justin se volvió hacia él con aspecto enfermo, Brian vio el dulce rostro palidecer hasta el punto de lo imposible, los ojos celeste cielo enrojecidos por insuitadas lágrimas. Dentro de él se encendieron todas las alarmas. Algo definitivamente estaba muy mal.
Justin se acercó despacio, metió la mano al bolsillo de su chaqueta y extrajo el sobre arrugado que había tratado de darle antes en la oficina. Extendió el sobre hacia Brian que lo miraba con desconfianza.-¿ Que cojones es esto?-dijo él mientras lo cogía. En el interior del sobre se apretujaban un montón de billetes de 100 dólares. Debía haber mas de cinco mil, bastante más. Por un momento Brian se quedó mirándo el contenido del sobre sin entender de que se trataba. Luego la idea fue tomando forma en su cabeza y cuando miró a Justin su expresión mezclaba perfectamente la desconfianza, el horror, la verguenza y la repugnancia.
-Yo sé que no es todo.- empezó a decir el muchacho con voz temblorosa.- Pero estoy trabajando duro y te devolveré todo lo que me has prestado, hasta el último centavo.-Brian se apartó bruscamente, caminó por el reducido espacio del lavabo y finalmente se volvió hacia él. Su expresión no había cambiado ni un ápice y el muchacho se asustó.
-He conocido a alguien en Nueva York- dijo intespestivamente, pero no era eso lo que quería decir.
Quería decirle cuanto le había extrañado durante los primeros meses en Nueva York, cuanto había añorado su compañía, como muchas veces fingía estarse divirtiendo cada vez que le llamaba por teléfono. Pero que había llegado un momento en que de la gran manzana no había visto nada, que la noche no tenía otro propósito para él que escuchar a Brian por teléfono, que sentirle aunque fuese a la distancia, que oirle jadear mientras se corría. Y entonces el otro chico había aparecido. Lentamente le había sacado de su ensimistamiento, le había llevado a rastras casi por la noche de la ciudad y entonces Justin se había enamorado de la hermosa nueva york, y bueno porque no decirlo, del tío también.
-Di algo por Dios- dijo Justin con tono desesperado. Brian suspiró- ¿Quien es?- dijo por toda respuesta.
-Es un bailarín de ballet -respondió el muchacho. Brian soltó una carcajada, continuó riendo incluso mientras se paseaba por el lavabo con una mano en la cintura y la otra desordenándose el cabello.
-¿Y vienes aquí con un mísero sobre que no contiene ni la mitad de todo lo que te he dado para comprar tu libertad y poder irte corriendo a los brazos de Cascanueces?- dijo burlándose de Justin.- Y una mierda.
-Dios Brian no es eso-empezó a decir Justin, pero las palabras simplemente no acudían a su boca para explicarse. "¿Es eso?" se preguntó, ¿era realmente que se sentía tan culpable que necesitaba "devolver" de alguna forma a Brian el coste de los últimos 5 años de sus vidas?
-Nunca pensé que serías tan cobarde- dijo Brian- Ahora que has probado la polla de la gran manzana de manos de tu bailarín ya no me necesitas para nada ¿verdad? Pues bien, no era necesario venir aquí para decirlo, podrías haberlo dicho por teléfono. Y esto-dijo mirando despreciativamente el sobre de dinero mientras lo dejaba sobre el lavabo- Esto no significa una mierda para mí.
Justin quiso decir algo, pero no pudo.¿Que hubiese podido decir que arreglara la situación? ¿Que aminorara su verguenza, su propia culpa? Se dió media vuelta y caminó hacia la puerta.
"Se marcha" pensó Brian y una punzada de miedo atenazó su estómago, "se marcha y si no digo algo, debo decir algo"
- Me averguenzas-dijo alzando un poco la voz, solo un poco.-Una vez te dije que eras el mejor homosexual de Pittsburg, pero no es cierto. Eres una mierda y me arrepiento de todo lo que te di, me arrepiento incluso de haber impedido que Hobbs te matara.
Justin sintió un fuerte dolor en el borde externo de la mano derecha. No supo lo que había hecho hasta que vió a Brian tambalearse hacia atrás con los ojos muy abiertos y caer de espaldas estrepitosamente. Le había golpeado. Se quedó parado frente a él mientras le veía tratar de ponerse de pie trabajosamente. El labio inferior le sangraba y su muñeca derecha estaba doblada en un ángulo absurdo e inusual, se había roto la mano. Pensó en intentar levantarlo del suelo pero no movió un músculo, simplemente se le quedó mirando, mientras Brian se sujetaba la muñeca y se llevaba las manos a la boca para limpiarse la sangre.
-Debiste dejar que me mataran-dijo Justin sonriendo- pero incluso en aquel momento te faltaba un huevo para hacerlo.
Salió lentamente del lavabo y se dirigió escaleras abajo. Todo estaba tal cual lo había dejado, Michael bailaba con Lindsay sosteniendo a Jenny Rebecca, y Gus jugaba en brazos de Emmett. En el centro de la improvisada pista Debbie y Karl se mecían chic to chic.Sí, todo parecía exactamente tal como lo había dejado para Justin cuando salió por la puerta de atrás sin hacer ruido, pero claramente, todo estaba roto.
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