—soy yo la que no pidió haber venido.
—lo sé, Cayena.
—entonces que necesitas, es que no te basta el haberme robado un beso.
—para ser franco, no. Solo quería hacerte una pregunta.
—una pregunta?
—Sí, una pregunta. Si pediste no venir, entonces ¿qué haces aquí?
Así comenzó todo una breve conversación, donde sus ojos sigilosos me veían y mis manos jugaban entre sí, lo admito él formaba parte de una debilidad que iba creciendo con el tiempo, pero tenía que pararla porque me sentía eyaculada mentalmente. Cada palabra pisoteaba mi huida, hasta que esa tarde veraniega en el parque, el tomo de mi mano y se acerco sin aviso plasmando sus labios en los míos, robando el beso de mi boca sin tener respuesta alguna de mi defensa a tal delincuencia. Sentí por un breve instante un deseo de prendas incontrolables, ahora me pregunta ¿qué hago aquí? La verdad es que no lo sé, solo sé que robó mi beso, lo más delicado de mis labios y lo atesora para jugar con mi vida, si ya tiene una porque diablos, tiene que secuestrar la mía, no soy una condenada solo soy esa flor que crese en el jardín y él el colibrí que se acerca a beber de mi.
M.G.W
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