Cuando borre el último aliento de mi desdicha,
cuando aprenda a no dejar el dolor prescrito en el cristal, dejaré de amarrar aquello que araña mis manos, sabes que mueves mi mundo, y aun así, parece divertirte.
Esta habitación tiembla en ocasiones,
un ligero temor cruje en mis entrañas,
es tu ausencia lo que retuerce mi corazón.
dime, ¿ acaso te estremecerás?
No encuentro tus latidos,
hace tiempo que se pringaron de soledad,
y crearon una extraña melodia dedicada al silencio,
te escondes, mientras yo me quedo doblegada en la ventana, dibujando esperanzas, atisbando una sombra que creí tuya.
El frío entumece mi piel,
se cala en los huesos,
un travieso cosquilleo se cuela por la ventana para recorrer mi nuca y aterrizar en mi sexo.
Quiero irme a alguna parte,
pero no encuentro una salida,
has sido perverso, te llevaste mi vida.
Dejaste tus promesas escritas en aquel sauce,
desnudo, desvistiendo ese desgarro que me dejó tu partida.
Y ahora yazgo aquí,
manoseada por esta secreta historia nuestra que escribí en estas páginas escondidas del mundo. |