Nada en mi es prohibitivo pues pertenezco a la única libertad que existe (Aquella condición imposible de descifrar sin justicia, solo las heridas en combate pueden hacernos un tanto reflexionar).
Pero quisiera que tu pasión por la vida recaiga sobre mi continente y ser una sombra de tú luz, que por nada que ocurra se ha de disipar.
Lo reconozco soy una animal que se ha ido depurando, entre la furia abrasiva del ser y el jugo permanente supeditado la suprema destilación, a cada paso recuerdo todo lo sucedido en el pasado, y el elemento que resulta de pujar sobre los recuerdos es un verdadero arsenal de fe.
Mientras espero quiero comer y luego exhalar solamente.
Espero impaciente el llamado, que tu voz se estampe sobre mis nervios, que por fin nos larguemos a rodar por la única carretera, lugar donde quedaremos ensortijados en algún paraje bendecido.
Soy un buey con el espinazo colmado de gorriones, solo falta el calor de tu cuerpo.