No comprendo por qué algunas personas no pueden ser felices. La vida es muy simple; sólo se necesita ser positivo y sonreír siempre.
Siento lástima por toda esa gente. Claro, sé que para mí es muy sencillo, todo está a mi favor; el espejo me devuelve una imagen que todos desearían tener, vivo en un barrio excelente, María, mi esposa, es muy bella, soy exitoso en mi trabajo ¿qué más se puede desear?

Lo que pasa es que a la suerte hay que ayudarla. Es muy importante tener nuevos proyectos para hacer la existencia interesante. Yo soy muy tenaz en mis metas y lucho por mis objetivos. Por ejemplo: ahora estoy planeando un viaje que será una sorpresa para mi esposa. Es un sueño largamente acariciado por ambos, y que ella no espera que podamos concretar aún. Además, acabo de terminar la construcción de nuestra casa. Ha quedado perfecta.

El secreto es visualizar lo que uno quiere. Muchos desean conducir un auto como el mío, o navegar como yo lo hago, pero todo es cuestión de desearlo en lugar de quejarse inútilmente. Hay quienes envidian mi físico, y si bien es cierto que soy bien parecido, también entreno con regularidad y me cuido para estar así.

Creo que conseguí toda esta positividad luego de tantos años de terapia, por eso les recomiendo a mis amigos realizar un buen análisis con un profesional competente. A mí me dio resultado, logré todo lo que quería y mi vida es maravillosa.

Encuentro gente envidiosa todo el tiempo. Algunos me miran con desdén. Sospecho que no están en sus cabales porque no aceptan mis recomendaciones. Son personas negativas; tienen escasas aspiraciones e ideas pesimistas. Por más que lo intento, no consigo convencerlos de los beneficios que obtendrían si comenzaran a pensar como yo. Cuando se los digo, no comprenden, y algunos preguntan si me siento bien. Si menciono mis logros y cuento lo que he conseguido, se ríen o muestran preocupación.
Mi mejor amigo es el peor, por eso dejé de hablarle. La última vez que conversamos noté la envidia que me tiene. Comenzó pidiendo que retomara mi terapia, luego fuimos hasta mi casa, y me la mostraba como si yo no la conociera. Después señaló mi auto mientras insistía en que necesitaba ver la realidad.
Pero lo peor fue cuando me abrazó diciendo que me entendía; no era fácil para mí enfrentar semejante pérdida.
Cuando le pregunté a qué se refería, pidió que lo dejara ayudarme. Lo miré asombrado, sin saber de qué estaba hablando.
Primero sentí pena, luego enojo.
Aunque creo que el pobre está loco, me molestó verlo delirar de esa manera.
Dice que María murió. Es terrible. ¿Puede una persona fantasear como lo está haciendo él?