Aplaudir es como la lluvia.
Palma a palma, gota a gota.
Una tras otra, casi una misma melodía.
Pero hay una diferencia.
Cuando aplaudimos a algo genial lo hacemos con fuerza y felicidad.
Pero cuando llueve fuerte, da nostalgia y rabia.
Ambos suenan deforme
Pero de una manera organizada.
La lluvia va a veces acompañada con truenos y relámpagos.
Los aplausos con gritos y chiflados.
A veces la lluvia cae lenta
Como cuando acompañamos una canción con palmas.
Tan…tan…tan.
Se produce una unión entre toda la gente
Todos aplauden al mismo tiempo, cuando llueve también.
Hay una unión, todos comentan lo mismo, todos tienen frío. Algunos ni sonríen, otros sí.
No todo aplauso es de felicidad.
Ni tampoco toda la lluvia es amargura.
Texto agregado el 30-05-2011, y leído por 48
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