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Tengo sueños abrazados por el humo de la cannabis. Donde soy el centro y este deseo que estalla dentro de mí se derrama por mis poros. Donde tengo la exquisita capacidad de hacer sentir en todos El Deseo. La suprema habilidad de unir los cuerpos al mío, en busca de colmar hambres, porque estoy tan llena que soy como árbol, fruto prohibido lleno de pecados.
Sueño con una cama amplia en la que me hundo en suavidad con un nimio movimiento. Me encuentro al borde y al otro lado, un hombre. En medio de los dos, como perdidos en el vasto mar, están el cuerpo de una niña y el de un joven. Creo, por la forma cercana de sentirlos, que nos une un vínculo de sangre. El joven está cerca a mi pecho, la niña abraza al hombre del otro borde. Tanta calidez hay en el contacto de nuestros cuerpos que siento la necesidad de abrazarlo y le tomo por la espalda, nos sorprendemos al darnos cuenta de nuestra desnudez. Me separo pero el deseo de quedarme junto a él no desaparece. El ardor que siento al poner mi abdomen contra sus nalgas hace palpitar mi pecho. Y siento deseo. Deseo de su cuerpo. Late con prisa mi corazón y tengo miedo y éste va creciendo al ver que la niña me mira y que el hombre ha desaparecido. El chico duerme. Me sobresalto nuevamente el sentir una mano fría en mi espalda. Una mano que se desliza con confianza a mis nalgas y se instala entre ellas acariciando con uno de sus dedos de arriba a abajo. Me abandono al placer. La niña abraza al joven y le da un beso en la frente. Mientras aquella mano me exige cerrar los ojos y abandonarme; aquellos pequeños se pierden en la profundidad de esa cama gigante.
Sueño con un camaleón de suaves fauces, lobo multicolor. Un hombre que se camufla entre el pardo de mi piel. Un animal salvaje que muerde arrancándome gritos de satisfacción. Una elegía por mi muerte. Una metáfora de su amor es comerme. Dentelladas, el aire detenido en mis pulmones, el tiempo detenido en sus labios. Las palabras me abren huecos en la boca. Su piel granate simula la mía que ha sido castigada. Sus manos como garras que deshilachan, me abren el alma mientras yo entre suspiros intento no olvidar su nombre. Sueño también que las personas fuman y beben entre nebulosas terrazas, que hacen el amor tras los muros donde luego los empalan, que son como pañuelos que absorben vinos y fábricas que expulsan humo. A veces también sueño despertar. |
Texto agregado el 28-05-2011, y leído por 115
visitantes. (3 votos)
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Lectores Opinan |
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29-05-2011 |
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Buen texto, toda una gama de sueños bien relatados********** jagomez |
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28-05-2011 |
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Es una estupenda narración, dónde la fantasía produce el temor de que se trueque por la realidad, por ello, se desea o se sueña con despertar. Te felicito. peco |
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