Relegada en el rincón de un desván, cubierta de polvo y hollín, la vieja y desvencijada rueca se pregunta qué habrá sido de las hadas, las princesas y las brujas que moraban estos cuentos.
Suspira y decide esperar cien años más.
Cruje, se arrellana y vuelve a dormir... ¡ya vendrán siglos mejores!
Texto agregado el 28-05-2011, y leído por 132
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Lectores Opinan
28-05-2011
Me gusta, detalles en lso que nadie repara de lso cuentos, gracias********* jagomez
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