era tu primer día de menstruación, tenías ahí un buen pegote pero te quiero, estabas resfriada y no parabas de sorber el moco que a duras penas conseguías camuflar en la fosa pero te quiero, aires y ventiscas ventilaban la estancia cada vez más rancia pero te quiero, de pus era el grano que coronaba tu nariz pero te quiero, tu aliento apretaba mi garganta pero te quiero, tus pies desenfundados resecaban mi esófago pero te quiero, el olor que acompañaba a tu deposición tan reconcentrado que se resistía a dispersarse angustias me provocaba pero te quiero, los hongos vaginales como en el futbol me hicieron rascar bola, las legañas cual guadañas, las pelotillas amarillas del ombligo que castigo, la negrura que hartura de las uñas en pezuñas, el sudor del calor, la cera colgandera de la oreja y que no ceja, tu olor a orto me volvía absorto, el vómito indómito, los eruptos abruptos, ostia cuánto te echo de menos a tí y a tus circunstancias |