Esta vez la cola parecía más larga, porque era un día caluroso y el bochorno era insoportable. Escuché a la gente protestar:
- ¿Por qué tan pocas ventanillas para la atención?
- Miren señores tengan paciencia se les atenderá a todos.
Paciencia es la que tenía la persona que nos atendía:
- ¿Por qué no trajo el formulario 405?. Ha disculpe, aquí esta, bien espere un momento, firme acá.
Suena el teléfono y ella contesta. Hola mami sí ya sé que es el cumpleaños de Luchito, sí mami le compraré la torta no te preocupes, pásame con él, hola mi amorcito ¿estás bien?, ¿estás comiendo?, que bueno, has caso a la abuelita, chau mi amor, pásame con la abuelita, bien mami no te preocupes compraré la torta.
"¡Qué tierno es el cumpleaños de su hijo!", ahora nos sigue atendiendo, dos personas más, que bueno, la cola se hace más corta. ¡Otra vez el bendito teléfono! ¿y ahora quién es?. Hola amiga te cuento que me peleé con Alberto, el desgraciado me sacaba la vuelta con su secretaría, !huy amiga que terrible¡, que desgraciada, nunca me cayó bien. Nuevamente la gente protesta:
-Oiga a que hora nos atiende, déjese de estar hablando por teléfono.
-Es su culpa, señores, por no venir más temprano.
¡Diablos, ahora qué!, a sí la persona que tiene algo urgente que hacer, como si todos no lo tuviéramos, se le atiende primero, aunque todos reclamen.
¡Por fin llego!, y hago lo que he venido hacer saco el revolver y disparo toda la carga contra ella. Nuevamente dirán que estoy loco, no lo estoy, es sólo que no soporto ver a las personas detrás de las ventanillas.
|