Vivo en la ciudad de los cuervos,
La ciudad fría,
La ciudad de los fríos.
La ciudad donde el aire acondicionado está afuera
La ciudad de los páramos.
Todos visten de negro, todos,
Son fríos por dentro y por fuera.
Corren estresados de un lado a otro,
Corren todos,
Para todo
Todo el tiempo.
Se arraciman en los buses,
Se apretujan unos a otros, buscando entre ellos el calor humano que les falta,
Pero siguen fríos.
Lo son químicamente,
Genéticamente,
Idiosincrásicamente.
Son fríos por dentro y por fuera.
Frías son sus mujeres,
Pero hermosas,
Distantes,
Congeladas y lejanas,
Como estrellas brillantes en un cielo frío.
Fríos,
Sus hombres frágiles,
Como delicadas son sus caras
Finas son sus manos,
Pequeños sus pies.
Son fríos,
Pero desean el calor,
Lo buscan sin saberlo,
Intuitivamente,
Lo buscan sin hallarlo jamás.
Mientras tanto siguen frías y mustias,
Sus pálidas caras tristes,
Mirando por las ventanillas de los buses,
Mirando pasar las calles
En la ciudad gris.