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Eulalia


PRIMER ACTO: ¿PRACTICA DE BAILE?





(Petrel Tararea una canción y al mismo tiempo da confusos pasos de baile, mientras tanto, Eulalia conversa con los objetos de su imaginación…).





EULALIA: ¿Qué haces?, ¿Qué haces? (Repite una y otra vez).



PETREL: Intentando bailar, porque cuando niño no me enseñaron a bailar cuando hay que bailar.



EULALIA: ¿Y aquello te convierte en un fracasado, incapaz de dar un paso de baile? ¡Ven aquí, yo te enseño! (Eulalia extiende los brazos). No es difícil. Cierra los ojos, recuéstate en mi hombro y siente la música.



PETREL: ¿Cuál música? No hay música, aquí no hay nadie, solo nosotros, simulando conductas de humanos cuerdos.



EULALIA: Cierra los ojos. O te acuso a la enfermera, para que te ponga la inyección.



PETREL: Y yo te acuso a mis paredes. Para que las letras no formen tu nombre. Nunca jamás.



EULALIA: ¿Cerrarás los ojos? (Contorsiona el rostro, demostrando malestar).



PETREL: ¡No te enojes! ¡No te enojes! Cerraré los ojos, escucharé la música, me recostaré en tus hombros y bailaré.



EULALIA: Ya era hora. (Sonriendo).



PETREL: ¿Eulalia? (Murmura Eulalia) Cual música.



SEGUNDO ACTO: ANNUNAKIS





(eulalia, sentada en el centro, mirando al techo).





PETREL: ¿Qué miras tanto? (Petrel igualmente observa, con curiosidad).



EULALIA: ¿Sabias que, los Annunakis fueron los dioses desterrados en el mundo subterráneo?



PETREL: (Confundido) ¿De que me hablas? ¿Eulalia, te dieron la medicina?



EULALIA: Y que existe un planeta más en nuestro sistema solar, llamado Nibiru, que tiene una órbita elíptica similar a la de un cometa y que tarda 3600 años en dar una vuelta completa alrededor del sol.



PETREL: ¿y como sabes tanto? que yo sepa aquí no hay… ¡no me digas que tu conoces Neberi! nubiru, o como se llame…

¿Eulalia, tu eres un Annunakis? (Exclamaba, emocionadamente curioso, sabiendo querer más)

Cuéntame más. (Arrodillándose frente de ella).



EULALIA: los antiguos sumerios conocían la existencia de todos los planetas del sistema solar y tambien de la presencia de uno más, de cual procedían los Annunakis, y que sus principios fueron el génesis de la vida sobre la tierra y por la rápida evolución del hombre en nuestro mundo mediante la intervención génetica.



PETREL: No comprendo, entonces, ¿somos descendientes de extraterrestres? ¿Es eso lo que me quieres decir? ¿Qué hacemos aquí? encerrados entre paredes blancas, dejando que nos drogen día a día ¿Por qué ellos no hacen nada para sacarnos de aquí? ¿Por qué no hacen algo para sacarte de aquí? Pero, explicame más, por favor.



EULALIA: Según los sumerios, sus dioses bajaron a la tierra cuando no existía vida. Para los sumerios, al igual que para otros muchos pueblos de la antigüedad, sus dioses fueron seres de carne y hueso que habitaron entre ellos y de los que aprendieron numerosas actividades. Hicieron de la tierra su hogar y empezaron a construir ciudades que asociaron a funciones determinadas.



PETREL: ¡Así es como comenzo todo! Y en que nos hemos transformado. En adictos, asesinos, estafadores, politicos, conductores de televisión, sacerdotes, reyes, locos encerrados en manicomnios. pero… ¿Ellos existen? ¿Dónde están?



(Repite varias veces, hasta perder control de sus actos, Eulalia observa ‘’ ida ‘’ hacia el techo, luego entra la enfermera).





TERCER ACTO: ¡CUIDADO, VIENE LA ENFERMERA!



(Entra petrel, insistiendo mirar hacia atrás. por si aparece la enfermera, por si aparece Eulalia).





PETREL: Dos días, dos malditos días drogado. No siento los parpados, tengo comezón en las narices, las manos me sudan y cada uno de mis músculos creen encontrarse en una guerra para ver quien se mueve más rapido. ¿Y Eulalia, donde esta? No la he visto, no se nada de ella. ¿La habrán drogado? ¿La tendrán amarrada a su cama? Ella no tiene culpa, ella viene del cielo, no pertenece aquí, nadie pertenece aquí, ¿Acaso pertenecemos aquí? ¿Y Eulalia, esta aquí? a veces lo dudo. A veces creo que la vi. A veces me doy cuenta de que ya no estoy soñando, sino despierto, y que es un recuerdo grabado como el contorno pretuberante de un fósil en mi pasado, lo que es mucho peor. Todavía la veo en mi imaginación, con tal perfección.



(Entra la enfermera con Eulalia del brazo. La sienta en la silla)





ENFERMERA: ¿Te quedarás tranquila hoy Eulalia? Hoy será un bello día.





(Petrel intenta murmurar algunas palabras, pero deciste y continúa moviendo sus dedos)





EULALIA: ¡Petrel! ¡Petrel! (Susurrando)



PETREL: No te das cuenta que ella es mala, como puedes estar tranquila a su lado. ¡Mira como se burla de nosotros.



(Eulalia de espaldas a la enfermera, Petrel frente a ella)



ENFERMERA: Al parecer, hoy no quiere tener un buen día, Señor Petrel. le pondré la inyección para que no valla a cometer una locura, que despues tengamos que lamentar.



EULALIA: ¿Cuál locura? ¿Lamentar que?



ENFERMERA: Calma Eulalia, no hay nada que alarmarse. Te pondré junto a la ventana para que veas a las aves volar entre los vientos. Y uster Señor Petrel viene conmigo.



PETREL: ¿Adonde me lleva? ¡Me va ha matar! ¡Me matará, Eulalia, no dejes que me lleve! (Descontrolado, Eulalia con las manos en el rostro).



EULALIA: A mediodía me sentía exhausta. demasiada falta de sueño. Demasiados pensamientos electrizantes recorriendo mi imaginación. me encontraba sentada en la silla con las piernas cruzadas haciendo una breve pausa para fumarme un cigarrillo. Creía que los rayos de luz penetraban por las ventanas, cargados de la ración diurna del calor opresivo de la ciudad. ¿Dónde habrán llevado a Petrel? Espero que vuelva en cuanto se pusiese el sol.





CUARTO ACTO: LAS PAREDES Y UNA LOCA RACIONALIDAD.





(Entra Petrel, balanceando su cuerpo, con un cigarrillo en las manos. Eulalia mientras tanto, se encuentra dormida en la silla)





PETREL: Un hombre retrasado, un administrador ausente, otro hombre que habla consigo mismo. el anciano que duerme en la silla y una mujer cree ser la reencarnación de una princesa medieval. En este lugar, las mentiras y los delirios son irreales. Nada cierto. falto de verdad. ¿Y que es verdad? Mejor dicho. ¿Quién es verdadero? no faltan quiienes dicen que su verdad es la que ellos considerán verdad. Y no la verdad que procura existir para quienes necesitan una verdad. ¡No! Yo no creo en esa verdad vestida de bata blanca. Si es por creer en algo o en alguien, creo en quien dice venir desde los cielos.



(En un lento e interrumpido despertar, Eulalia menciona. Mientras tanto Petrel se acerca a las paredes a escribir en ellas)





EULALIA: ¿Quién viene desde los cielos? Contéstame Petrel. (Petrel la ignora) ¿Por qué me ignoras?



PETREL: Nos aporrearon detrás de las puertas, Nos sonaron voces fuertes con esa sola palabra, que lo dice todo de una vez. Cuéntame una tus historias por favor. Temía más no poder escucharlas.





(Eulalia invita a Petrel a sentarse a su lado)





EULALIA: El hombre hace una concesión. Dile a ellos que Significa que nadie es infinito; que nadie es una persona, un



PETREL: Y si ellos no son nada, entonces ¿Qué somos nosotros? ¿Hay algo más abajo que la nada?



EULALIA: No somos más que seres perturbados tratando de aferrarnos a una realidad que nos mantendrían relativamente fuera de la locura. Como una cuerda de salvamiento a una realidad de medicamentos y paredes rayadas ¿Y tus voces Petrel? ¿Tus voces aún te hablan?



PETREL: Me hablan en este preciso instante.



EULALIA: ¡Te hablan ahora! ¿Qué te dicen?



PETREL: Dicen, que a veces sueños y esperanzas, o ambición. A veces rabia. Eso era lo importante: reconocer siempre donde estaban las paredes reales.



EULALIA: ¿Dónde están tus paredes reales? A acaso las puedes ver, las puedes sentir. La puedes observar a los ojos. Para escribir en tus paredes y luego sali ileso de aquellas frases temblorosas. No puedes hacer nada de eso, porque estás aquí, y luego estarás allá, haciendo quien sabe que…



PETREL: ¿Quién eres Eulalia? Acaso eres la estrella que parpadea en todas las noches despejadas para que todos te vean entre las cortinas de las ventanas. Eres aquel cigarrillo que se requiere urgentemente luego de una tarde de Electroshock.



EULALIA: ¿Quién soy? ¿Acaso tu sabes quien eres? No somos nada, no somos nadie. Somos quienes queremos ser y estar donde queremos estar. Sentir lo que queremos sentir y odiar a quienes se los merezca. Así de simple. Estamos locos. Y nada más.



(Petrel la observa y extiende los brazos.)



PETREL: ¿Quieres bailar?

Texto agregado el 23-05-2011, y leído por 86 visitantes. (0 votos)


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