Cuando los ojos se cierran
no ha llegado la hora de la muerte,
si no el momento preciso de la caricia.
El viento estrellándose contra la ventana
y la chimenea calentando la casa
y el amor entrando como si fuera
la llave por la cerradura.
Afuera, el pájaro cantando en la rama
del arbol que a duras penas permanece de pie
y los cuerpos adentro con manos, boca y dientes
eternizando el momento más delicioso de la noche
que después de un suspiro sigue su marcha
pausada por la circunferencia.
El minutero marcando con una gota de sangre
el momento preciso donde la llave entró
al interior de la rosa.
Texto agregado el 23-05-2011, y leído por 664
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Lectores Opinan
24-05-2011
el pájaro cantando en la rama
del arbol que a duras penas permanece de pie: pájaros azules, pájaros bermejos, mientras más cantores más pendejos, eh? marxtuein