“ Duendes”

He vuelto al viejo bar; posada adolescente.
Lo encontré derrumbado; nada queda hoy día,
Solo en mi alma una rara… triste melancolía,
de haber perdido sueños, que se fueron sin prisa.
Como sus personajes, como nuestra sonrisa.

Esos viejos fantasmas que mencionan los cuentos,
Que hace mucho escuchaste y llegaban a tu alma.
Te alegran… te entristecen… dibujando en el aire
cual fugaz serpentina; historias y recuerdos…
que te dejan el gusto de la pena infinita.
de un amor fracasado… tras la primera cita.

Son los duendes del pueblo, jamás el equipaje
Le pesó en sus mochilas de bohemios errantes.
Pues nunca ambicionaron, ni el oro, ni las mieses
La riqueza indebida. Ni las preciadas reses.
Van, felices y alegres, con su modesto traje.




Mario E. Paredero