En el Paseo de Gracia, don Joan tenía un negocio. Don Joan era catalán, y había nacido en el muy barcelonés barrio de Sants, muy cerca de la estación ferroviaria. Educado en tiempos de Franco, aún soportando los horrores de la dictadura, siempre mantuvo al catalán como su lengua principal. Gran militante de Convergencia i Unió, don Joan sentía un profundo respeto y una gran admiración por don Jordi Pujol, presidente de la Generalitat a lo largo de más de veinte años.
En tiempos de Franco, un día entró al negocio un muchacho madrileño, vestido de miembro de la falange, de vacaciones en Barcelona.
- Buen día, señor.
- Bon día, en que puc ajudar? - preguntó Joan.
- Pos coño, que a mi me hablas en español, la madre puta que te parió, ¡Arriba España!
- ¡Feixista de merda! ¡Insurrecte! – le contestó don Joan en castellano - ¡Visca Catalunya! ¡Visca la República!
- Rojo separatista – contestó el fascista – que te va’ a encerrar unos cuantos añitos en la carcel, por no sabe’ la lengua del Imperio. Que ustedes los catalanes hablais como perros.
- Espanyolet, vés d’aquí.
- Españoles somos todos, cabrón, que ya vais a ver lo que os espera.
Y a don Joan lo metieron preso. Eso pasaba en la Cataluña en tiempos de Franco. Casi lo fusilan, por traición a la patria y esas cosas que pasaban en aquellos años. No estuvo mucho tiempo preso, sin embargo. Lo soltaron al poco tiempo gracias a una intervención directa y personal de Don Gasolinga, un franquista de Barcelona, que salvó su vida en la guerra gracias a la intervención de don Joan.
- Te he salvao, Juan – le dijo Don Gasolinga – siempre supe que os iba a devolveros el favor que me habeis hecho durante la guerra. Pero os portate bien. Si quieres habla catalán, pero no andes por ahí gritando “Visca la República”. Una vez pude salvarte, dos no. Además la habeis sacao’ barata porque ni siquiera os moveis de Barcelona, coño.
- Està bé, tio, t'ho agraeixo. Em quedaré calladet per un temps.
El tiempo fue largo, pero la dictadura terminó y ya en tiempos de Jordi Pujol, otra vez don Joan se peleó con un joven, tan catalanista como él, pero de izquierdas.
- Pero este tio, Jordi Pujol, que coño es creu. Per què no declare l’independència? Amb a aquest paio seguimo’ ligao a Madrid, a todos aquesta españoles, que nos siguen robando la ma como si na.
- Pujol ès un patriota. Fa el que Cataluña necessita. Si avui ens convé seguir pertanyent a Espanya, seguirem sent espanyols. Perquè igual som una nació. Pujol és un líder, que estima a Cataluña, y fa el millor per a tots els catalanes.
- Hace lo dius tú, que estimarás a Cataluña, pero eres de drets, com el Pujol est. Que siga fent tot lo que le diu Madrid.
- Pujol es un heroi inmaculat, conductor i guía de tots els catalans, ves, ves. Visca Pujol i Visca Catalunya!
- Vete a la mierda, pujolista.
Desde ese dia don Joan decidió levantar un altar en su negocio en homenaje a Jordi Pujol, lo llenó de senyeras. El propio Pujol asistió a la inauguración. Esquerra Republicana, en cambió, condenó a don Joan por loco y fanático del señor Pujol.