Antes que se me vuele de las entrañas y que el hecho de no compartirlo lo desvirtúe, porque el olvido activo se encargue de ello, te lo diré aunque haya pasado por el tamiz de mis percepciones.
Es infantil…seguramente.
Fue curioso y algo corrosivo……siempre, puesto que temí.
Fue esporádico, escueto……si, pero no errático como otras veces.
Fue para mí……increíblemente solo para mí.
Tiene explicación…..en cuanto intente darle estructura morirá como lo hace el borrego natural que es atravesado por el lenguaje de los símbolos.
Que hare……..te daré un bocadito y el resto apelare a tu empatía y visión, quizá también a tus entrañas.
Pues veras, viajaba rumbo a casa. Como siempre algo tarde, repleta y cargada de mi mierda, de mi estorbo cotidiano; pero con este bello piloto color crema, tallado, pegado a mi cuerpo. Precioso, que quizás me haga preciosa….no lo sé.
Como tantas otras veces el apuro de estar en casa era mayor a mi paciencia y tome el colectivo extremadamente lleno. Supe cuando vi el asiento del cual me sostenía tomada del respaldo era prohibido. El pasajero descendía conmigo al final del recorrido. En esos momentos, cuando uno sabe qué esperar, se deja colmar de resignación. No nos queda otra cosa que eso que conocemos.
Hubiera deseado sustraerme de mi ser y ver la escena en tercero. Estudiar la instancia como generalmente hago mientras espero el tiempo pase. Me hubiera gustado ver mi expresión corporal y reírme con ella al final de la historia. Por supuesto, recuerdo lo que pensaba mientras veía el ritual del pasajero. Pues veras, estaba totalmente habilitada a observarle, los ojos no podían dirigir la mirada hacia otra parte. Así que en mi pleno derecho, simplemente observaba.
Recuerdo que pensaba, que interesante expresión espiritual tan calma. Carecía de arrugas en su rostro, no porque no las mereciera, sino porque su expresión emocional era cauta, tanto para enojarse como para sonreír. Recuerdo también que creía no atendía a lo que le rodeaba, porque le veía repetidas veces observando por la ventanilla, ensimismado creía yo y cuando volvía a su entorno acomodaba la cinta de su bolso hasta que desaparecía en uno de sus bolsillos. Pues no sé cómo lograba tener siempre un momento para volver a poner su cinta en el bolsillo, porque jamás le había visto salirse de él. Supongo que me distraía.
Mientras continuábamos en un momento pensé, mira que si fueras tú este muchacho, conociendo la distancia de tu trayecto, no te levantarías a darle el asiento a nadie. Claramente mis axiomas eran, un anciano, una embarazada, una madre con hijos, alguien desvalido. Quizá este mal categorizar de esta manera, pero las varices y las horas de trabajo a uno le pesan, hay días que molestan más que otros.
Estoy casi segura, que mi semblante físico esa tarde jugo a espaldas de mi ser, con una mentirilla. Habrá simulado pequeñez, aturdimiento, minusvalía o habría sido aquel piloto color crema. No sé qué fue. En un instante cualquiera sin importancia, el esbelto muchacho se puso de pie, dirigió su mirada a mi persona y me dijo si me quería sentar.
Contar a veces con información privilegiada, después de haberme sacudido las expectativas no me resulto sencillo sortear el momento y elaborar una respuesta sencilla y normal; supongo que como hubiera hecho cualquier ser.
Que conteste: -….no y vos?
Se corrió del asiento, mientras me sentaba balbucee un gracias sin aliento y luego me perdí en la ventanilla hasta el final del viaje.
La información privilegiada……conocía que se bajaba en el mismo sitio que yo
Un gracias sin aliento………por desgracia me arrebatan muchos pensamientos
Pensamientos……..1) por que hacia eso si no se bajaba
2) por que a mi, si justo a mi lado con la misma oportunidad habían dos preciosas chicas
3) que tremenda estúpida, una respuesta clara hubiera sido una sonrisa y agradecimiento y quizá una mirada cuando le respondía.
La reflexión……. Simplemente es tan difícil actuar normal para mí. Debo recordar que el resto no conoce todo el tiempo que llevo elaborando historias en mi cabeza sobre sus vidas. Y que después de todo está en mi cabeza y a juzgar por mí accionar allí quedara.
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