He recogido algunas pisadas en la calle,
Asemejando las realidades sobrepuestas en las paredes de fotos,
Remonto la vejez del caminando entre ciegos. Afuera de mi casa,
Hasta donde me condujeron,
encontré mi cadáver putrefacto en el rincón de un manzano,
Me sonreía con la grasa en las mejillas y clavos entre muñecas,
Tuve que cargarlo hasta el atardecer bajando por la noche que lo hacia dormir
.
¿Que me come hoy? Ni yo lo se,
De comida a los perros para ver que es lo primero…
Las manos, los pies, brazos…
Es un momento nostálgicamente amargo
Si no fuera por las copas de vino que reposan en mi escritorio.
Mujer, que ni yo puedo cargar el pasado en una sola mano.
Lo dejo de lado para retomar estos pequeños venenos para rejuvenecer, por que si no te mata tomad más.
Se murieron, hace dos primaveras, las tortillas de palabras,
Saquemos lo que hemos plantado, hombre, mujer, huérfano, maldito, bohemio,
Hijos de las manos, alimento deseado…
La blancura de los quereres está entre vinos y cigarros colgados,
Tomad los atardeceres que uno pierde,
Pero no entre las manos de la bohemia,
Por que eso seria dormir las tardes entre lenguas de serpientes,
Dejemos de prostituir las pasiones creando atmósferas crapulosas,
Barrimos todas las banderas en tardes sollozando momentos.
Y ¿Qué queda? las vacas comiendo ají de las bateas inexorables de la juventud
Las caras ya me recordaban el adiós próximo en las almas
Se desfiguraban por los aullidos de los gatos nocturnos
Cantando, saltando, bebiendo los amores fugaces, aprendí a matar el tiempo con el lenguaje,
entre los charcos de los ojos, el conocer de los oídos, y los muertos de hambre hoy muere el pasado,
como lo hacen las rocas al hundirse en el agua.
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