Hay algo que nos está mirando a diez centímetros de la cara, del rostro, eso es precisamente un ente que nos designaron como para permanecer vivos, con vida, somos como robots de ese ente, que según mi opinión son ángeles condensados, seres idénticos a nosotros, en mucha cantidad, pero que no pertenecen a esta realidad, pero que son regentes, combustible, un lugar de abastecimiento, de adiestramiento, de quitar la sabiduría cual sabia, líquido natural de las plantas, casi diría su sangre, convertida en sangre de un infierno que al final nos espera. Si tú sufres en tú sufrimiento, Dios sufre contigo también tú sufriendo, tú sufrimiento y el suyo propio, que todo esto, por supuesto, le genera. Pues él te ha de sacar de ese infierno, para luego darte vida nuevamente, en algún lugar, en un sitio acorde con lo que tú eres, quizá, lo dudo, también con el plus de un sitio por lo que tú mereces, y cuando digo tú digo yo, digo nosotros, todos los seres mortales. |