Con el Sr. Premio Nobel de la Paz, el ciudadano Barack Obama pasa algo muy familiar, pareciera dentro de su concepto de política internacional que la semana pasada estaba jugando con imágenes que vienen de la infancia, el hombre y su equipo militar a nivel mundial, vaya que lo tiene, se dedicó a darle palo cochinero a la piñata (En forma de barril de petróleo.)

Adentro de ella entre muchos personajes de esa infancia que seguro fue bien confortable estaba entre otros muñequitos , Osama Bin Laden, ya todo el mundo conoce el resultado de esa operación comando que impactó a la opinión pública mundial, al menos desvió la atención de la coyuntura de los convulsionados países islámicos. (Por ahora.)

Al líder de Al- Qaeda lo ajusticiaron de manera contundente y parece que luego lo lanzaron al mar. Ni siquiera lo juzgaron. ¿No les interesó? Simplemente esos superhéroes terminator que ahora entran en las casas sin ni siquiera tocar la puerta, y sin ninguna orden de allanamiento masacraron a todo el que estaba adentro de ella.
Total exterminaron a un ciudadano que tenía al menos 6 esposas. Y de paso era culpado de miles de delitos terroristas.

Las preguntas: ¿Si de verdad lo mataron, a quién mataron, a Osama Bin Laden? ¿A un impostor tipo montaje? ¿Y si es cierto que lo matan, detienen con esto el terrorismo mundial? ¿Por qué no juzgarlo con sus jueces naturales? ¿Se desmonta el terrorismo o se esconden otros hechos?

Nos imaginamos a Barack Obama, mientras se tomaba medio litro de agua mineral, declarando que el mundo era ya un sitio más seguro (El síndrome del Zorro Vengador.) Debe ser que en las fiestas de su entorno los invitados que presencian la piñata no se lanzan al suelo a recoger todo el arsenal de cosas que caen al recuerdo.

En nuestro medio latinoamericano como moraleja, los que están en el bonche siempre están dispuestos con sus bolsitas en las manos a caerse a carajazos con los otros para ver quién agarra más chucherías, caramelos y jugueticos.

¿Y qué pasaría si al final todo fue una burda componenda internacional para cerrar el expediente Bin Laden, caso tipo piedrita en el zapato para los gringos, a cambio de protegerle la vida, desaparecerlo del escenario mundial con otra personalidad , darle puntos importantes y de paso hincharle el EGO al Sr. Nóbel de la Paz?

No hay que olvidar que el cadáver nunca fue mostrado, el supuesto desaparecido siempre disfrutó de inmunidad por parte de los Bush, en realidad porque la familia del temido terrorista siempre tenía millonarias inversiones y participaciones petroleras y financieras de mucha importancia en el mercado corporativo norteamericano.

Los muñequitos de la fiesta de Obama aparte de Bin Laden, que ya lo destrozó y con gran satisfacción: Los Gaddafi, los Castros, los Ahmadineyad, los Chávez, los Ortega, los Morales, los Correa, cualquier líder islamista que se atreva a cuestionar o rivalizar con su poder en el mundo; extrañamente entre tantos personajes diminutos había una catirita muy parecida a Hillary. ¿Qué curiosidad verdad?

El general Noriega, como emblema conocido de las fiestas gringas de la infancia, ahora está en prisión francesa, antes estuvo en las piñatas de los Bush. Aún está en el recuerdo el trabajo de trágico embalsamiento que le hicieron a Sadam Hussein en diciembre del 2006.

También caben en el barril petrolero que aún está izado en el techo de la White House las autoridades paquistaníes que ahora están en el ojo del huracán por supuesta protección a Osama.
La lista puede ser muy larga y estar allí adentro de las cartulinas adornadas figuras rusas, chinas, koreanas, palestinas, vietnamitas, etc. etc.

Antes de que termine o continúe la parranda, el Sr. Barack Obama se pasea glamoroso con su palo piñatero, en la otra mano temblorosa el famoso certificado Nóbel de La Paz …

[b]¡Qué siga la fiesta, Tío Sam. Y Palo y Palo y Palo a la piñaaaata, Tío Sam![/b]