Allá, en el día de la venganza planetaria, 
como un efluvio nocturno, el mar de la justicia  
desencadenará reacciones  de condena, 
cuando lejos de toda ecuménica protección  
se presenten ante Ti, a lavar sus pecados, 
aquellos, a quienes vemos en la noche del horror, 
en silencio y disecados, lúgubres espantajos, 
abandonados pájaros de las sombras, 
derrochar en sábanas manchadas 
el imaginario de su santa vida. 
Aparente devoción en venerada violación, 
sometiendo la pubertad para toda la vida, 
convirtiendo niños, en víctimas de una condena anunciada. 
Y no  hablamos de figuras retóricas 
sino de hombres, consagrados sin sentido 
a un rito que, como estación de tren, 
anuncia llevar a sitios altos prometidos 
y falla en el intento, convirtiendo todo en pesadilla, 
sumergiendo inocencia en las fauces de Vulcano 
por esos siervos del diablo en este mundo.  |