Detrás de mi, una pared de miradas se levanta, deteniendome el paso.
Delante, un muro de interesantes ojos apuntan hacia mí, verdes, pardos, marrones, celestes y negros vacilan y me observan.
A mis costados, ambos, columnas con telescopios en dirección a mí; objeto de desapreciación del momento.
De todos modos, hay algo que me llama la atención, un par de ojos perdidos, con otro punto de referencia en su mirada.
Hermosos son estos ojos color pardo, tienen ternura pasional dentro y fuera de ellos, pero no me miran, no se si es porque no les gusto, me gustaría que no sea por eso, aunque humildemente pienso que es a la inversa, ellos me gustan a mi porque no me miran, no me ven, no me observan, me invitan a poseerlos, y a pasar a ser parte de el muro de las miradas... |