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Me gustaría decir que te quiero pero no sé si te quiero. Es cierto. A veces siento que te quiero para mí, pero a veces siento que eres mi hermana y que no te deseo de ninguna forma más que la de una fraterna compañía. ¿Me estaré volviendo loco? No lo sé, pero a veces te quiero.
Como no quererte cuando te tengo cerca de mí y percibo el aroma de tu cabello, la calidez de tu cuerpo pequeño y protuberante, la redondez de tus senos, tus labios carnosos, como no desearte cuando a través de tus ropas adivino las colinas, los valles, las quebradas que forman la geografía de tu cuerpo. Tu actitud de niña inocente y la luz de princesa que emites contrastadas con la irresistible sensualidad de tu voz y caminar. ¿¡Cómo no desearte!? ¿! Cómo no desear protegerte y hacerte el amor de la forma más cariñosa y suave posible!?
Pero a veces me siento tu hermano y me encanta conversar contigo, me fascina tu lucidez, tu inteligencia, la forma en que encuentras caminos que yo ni siquiera había imaginado. Me cuentas tus problemas, tus alegrías, si te gusta algún chico y, raro, no me siento celoso, te ayudo, te aconsejo pero sin pensar en lo que, a veces, siento.
A veces, en las noches, siento tu aroma, oigo tu voz, siento la calidez de tu cuerpo, siento tus labios y tus dientes en mi oreja, tu infinita ternura. Siento que me quieres como yo te quiero. Pero es solo un sueño y me levanto llorando de felicidad y pena. En esos momentos doy gracias a mi pobre y enamorado cerebro que, por un momento, me permitió soñarte y quererte por lo menos una noche.
¿Y si tú también me quisieras? ¿Y si tu también me desearas? ¡Como saberlo! Solo tú lo sabes. Quizás nunca lo sepa, quizás nunca me atreva a decirte que a veces te quiero y otras no de la misma forma.
Aun recuerdo la vez en que conversando sobre nuestro pasado yo te dije que en me gustabas en primer año de secundaria. Tu reacción fue de sorpresa y me dijiste que habías pensado en mi como algo más pero que me preferías como amigo. En ese momento yo sentía lo mismo. Es lo más cerca que he estado de decirte lo que a veces siento, aunque en ese momento no lo sentía como ahora. Si pues me gustabas, me gustas, pero en ese momento solo fue un gusto porque a los días posé mis ojos en la otra chica que tanta tristeza habría de traerme. Pero ese es otro tema. Ahora no pienso mentirte y decir que me gustas desde tan remotas fechas, pero francamente no creo que sea solo un gusto. Creo que te amo, pero como saberlo. ¿Cómo saber si es amor? ¿Cómo saber si no es un “amor” como el Romeo y Julieta, tan apasionado y tan estúpido a la vez puesto que apenas se conocían?¿Cómo saber si lo que siento es un amor como el que Florentino sentía por Fermina, un amor que duró 53 años, 7 meses, 11 días y que solo Gabo sabe cuánto tiempo más?
Pasan los días y siento que te quiero más, el amor fraternal lo siento más distante. Me gustaría decir que te amo pero, tú me conoces, soy muy precavido y este tipo de cosas no las digo a la ligera. Pero el deseo cada vez es más apremiante y me encantas. Cada vez que estoy cerca de ti, siento algo dentro de mí que me impulsa hacia delante, hacia ti y me dan ganas de tomarte en mis brazos y besarte, de buscar tu cuello, tenerte toda para mí. Aun no sé cómo no me he vuelto loco cuando estamos juntos. Pero el miedo y la vergüenza me tranquilizan y recobro la compostura.
No te confundas niña, esto no solo es deseo carnal. En mis tantos desvaríos, a veces te quisiera echada a mi lado, dormida y vulnerable, y yo a tu lado despierto, cuidando tu sueño. Cuidando que nada, ni nadie, te perturbe. Obsérvate toda la noche y amarte en completo silencio.
Tu coquetería me perturba. Tus maneras me prenden. Tu cuerpo me hace desfallecer de dolor. ¡Quiero amarte! No puedo.
La vida está hecha de contrastes. Aun hoy, después de conocerte tanto tiempo, me sorprende el contraste que hay en ti. El ángel y el demonio que hay en ti. Tu manera de llamarme con tus gestos, con tus ojos, con tu cuerpo, y como me alejas con tus dulces palabras y tu risa, de camarada, siempre pronta.
Triste mi vida sin ti. Hoy te siento más lejos. Hoy te quiero más. ¿Qué hacer para que te des cuenta de lo que siento? ¿Qué indirectas he de mandarte? ¿Cuántas veces tendré que decirte que eres la chica más inteligente y hermosa que conozco?
Triste mi futuro sin tu luz. Sin ti para calmar mi sed. Sin ti. Solo, solo, solo…

Texto agregado el 06-05-2011, y leído por 50 visitantes. (0 votos)


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