El Gran Medálomo ha muerto. El fundador de esa corriente filosóforreligiosa que es el Medalomismo fallecía ayer por la tarde. Según testigos presenciales, los hechos ocurrieron ayer por la tarde, cuando el gran Medálomo decidió ("por sus santos cojones", según el informante) sentarse en la vía del tren. Al poco rato, toda una legión de mirones se congregó a su alrededor, conminándole a abandonar la vía, advirtiéndole del riesgo de seguir con su actitud. A todo ello, el Gran Medálomo contestaba, con su habitual imperturbable (e indiferente) gesto, su no menos habital máxima: "Me da lo mismo". Lo inevitable acabó por ocurrir, y un tren apareció en la vía, dirigiéndose inexorablemente hacia el gran Medálomo. Los gritos, avisos (e incluso algún insulto) arreciaron, pero no consiguieron inmutar al Gran Medálomo, que continuaba en sus trece: "Me da lo mismo". El tren pasó por encima del Gran Medálomo a gran velocidad, destrozando y esparciendo los restos del mismo por toda la periferia. La multitud allí congregada, cubierta de sangre y vísceras, no pudo sino aplaudir la determinación del Gran Medálomo, capaz de morir por sus ideales. Aunque ninguno sepamos con claridad cuáles eran, si bien es cierto.
La policía se encuentra investigando el caso, y descarta el suicidio como causa de la muerte.
El Papa, al ser interrogado acerca de sus sentimientos por el deceso de su homólogo medalomista, afirmó que le daba lo mismo, en un emotivo gesto que nos recuerda al padre del Gran Medálomo, el Gran Led Abal Om'o, de origen Hindú.
Su hijo, el Pequeño Medálomo afirmó "Me da lo mismo", tomando de este modo el relevo de su recién fallecido padre. Es éste un gesto que nos llena de emoción. |